Opinión

¿Nos chulean los marroquíes?

Aunque la actitud de Marruecos haya mejorado, el balance aún no es satisfactorio. ¿Cómo Sánchez fue tan dadivoso?

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, se reúne con su homólogo de Marruecos, Naser Burita, en Rabat MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES 15/12/2023
Albares asegura que las aduanas de Ceuta y Melilla abrirán en cuanto Marruecos resuelva sus "problemas técnicos"MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORESEuropa Press

Un paisano andaluz que ha vivido en Marruecos y Melilla me comenta con guasa que si los separatistas catalanes, Turull y su compañera diputada, chulean y se cachondean de nosotros en la persona de Pedro Sánchez, otro tanto hacen las autoridades marroquíes aunque nuestro Gobierno prefiera no enterarse. (Tampoco, digo yo, quiere interesarse en que al descender nuestra renta per cápita podríamos obtener fondos de cohesión europeos).

Me citaba dos ejemplos: primero, que el Rey Mohamed se ausentara de su país cuando Sánchez acudía en visita oficial. Yo le objeté que los monarcas del país vecino practican esta clase de desplantes. Recuerdo que cuando el Rey Hassan quiso conocer Mallorca, tuvo al Rey Juan Carlos y a los que los acompañábamos esperando enorme tiempo en el aeropuerto de Palma. Hizo un gesto parecido con la Reina Isabel de Gran Bretaña. En un acto oficial, ella llegó puntual y el se demoró visiblemente. Mi paisano me arguye, sin embargo, que la espantá ante Sánchez fue especial porque ocurría después de la reconciliación con Marruecos y de que nuestro presi admitiera sorprendentemente, desmarcándose de la doctrina de Naciones Unidas, que el futuro del Sáhara era la absorción por Marruecos. Que resultaba chocante que le hiciera el feo al poco de que le «hiciéramos» el regalo del Sáhara.

Igual de chulesco considera, no solo mi paisano, sino muchos melillenses y ceutíes, el caso de las aduanas de esas dos ciudades españolas. En la cumbre solemne de hace casi dos años se convino que se reabriría la de Melilla, que existe desde hace más de un siglo, y se habilitaría otra en Ceuta. Esto sería una prueba del recuperado buen clima de las relaciones de los dos países y oxigenaría a las dos ciudades por las que pasaba importante trasiego comercial.

La actitud de Marruecos es bastante incomprensible. Arrastrar los pies en algo acordado y que no implica crear una situación nueva debe obedecer al intento de mostrar que, negando la existencia de fronteras, se niega la españolidad de Ceuta y Melilla o a que, imitando el rentable proceder de los separatistas, se dejan querer para sacar una nueva concesión a Sánchez en el momento oportuno.

El hecho es que las fronteras siguen sin funcionar, aunque hace ya unos 15 meses que el ministro Albares, dando muestras del pertinaz triunfalismo sanchista, anunció que la cosa se haría en breve.

España debe ser el primer socio comercial de Marruecos, lo que es bueno y en parte compensará los miles de millones que hemos perdido en Argelia por el regalo del Sáhara a su rival (las empresas españolas no pueden concursar en licitaciones de obras, las exportaciones han fenecido, etc…), pero las autoridades marroquíes, a las que les encanta jugar al victimismo, no acaban de cumplir lo prometido.

Acordamos en la cumbre del reencuentro post Sáhara que los dos países se abstendrían de hacer manifestaciones que irritasen al otro. Con todo, el presidente del Senado marroquí y otras autoridades alauitas han vuelto a la carga con la reivindicación de Ceuta y Melilla (ellos quizás pueden replicar que la inefable Yolanda Díaz sigue haciendo promesas de amor al Polisario aunque Sánchez ahora lo desprecie) y la cuestión de la emigración prosigue si no intacta, sí en volúmenes que muestran que Marruecos se esfuerza pero no del todo. Las pateras procedentes de sus costas continúan afluyendo intermitente pero masivamente a Canarias, transportando senegaleses, marroquíes, guineanos, etc… y vemos que al aeropuerto de Barajas, a punto de ser desbordado por la avalancha, llegan irregulares en demasía transportados en la línea comercial marroquí. ¿No se ha dado cuenta Marlaska o, impuesto del tema, su colega marroquí se lava las manos cuando los ilegales embarcan en Casablanca?

Volvemos al punto de partida. Aunque la actitud de Marruecos haya mejorado, el balance aún no es satisfactorio. La «entrega» del Sáhara posee para ellos cien veces más valor que para nosotros recuperar Gibraltar y dos veces más que si Cuba quisiera volver a ser española. Entonces, ante los remoloneos de aduanas, emigración, etc.. cabe preguntarse: ¿Cómo Sánchez fue tan dadivoso? ¿Qué obtuvo a cambio? ¿Pudieron los marroquíes interceptarle una conversación políticamente engorrosa? Es sabido que tenían los medios para hacerlo.