Barcelona

«Nos sentimos españoles y siempre nos sentiremos así»

La familia Reina-García participa en la concentración de Barcelona

La Razón
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Familia Reina-García

Suben al autocar que les llevará de vuelta a casa. Son poco más de las 13.00 horas y las niñas se preguntan si llegarán a tiempo para poder jugar el partido de fútbol previsto para las 15.30 horas en Sils, su localidad. «Hemos de comer antes, ¡eh!», apunta Judith, de 15 años. Quieren jugar, ella y su hermana mayor, Ariadna de 16 años, pero más importante era ayer para ellas participar en el acto «Som Cataluña, somos España».

Hablan un catalán perfecto, con acento gerundense, pero con sus padres y entre ellas conversan en castellano. Portan a modo de capa una bandera catalana y otra española, cada una de ellas una diferente. Así les han educado sus padres, Paco de 42 años y Yolanda de 41. Se han levantado a las 7.00 horas para desplazarse hasta Gerona, donde les espera el autocar que les llevará hasta Barcelona. «Cuando la falta de respeto y de tolerancia es tan evidente, es el momento de manifestarse». Habla Yolanda que en su día a día ve, en el colegio donde trabaja, actitudes impropias de quienes deben educar en valores y conocimientos a los catalanes del futuro. El año pasado no estuvieron en la plaza Cataluña celebrando el Día de la Hispanidad, pero para Paco y Yolanda ha llegado el momento de decir basta y mostrar un sentimiento, el de sentirse catalán y español por igual, frente al continuo menosprecio que viven y observan en su entorno hacia los que «piensan diferente» y no claudican al ideario independentista.

Alzaron la voz de esa mayoría silenciosa junto a otras 105.000 personas en el centro de Barcelona. En Sils y Maçanet no se esconden a pesar de las dificultades que entraña declararse no secesionista en el norte de Cataluña. Son muchos los que piensan como ellos, pero se contiene a la hora de expresarlo. «Hasta hace dos años no había tenido que exteriorizar nunca mi sentimiento», apunta Yolanda pero el «adoctrinamiento subliminal» es constante. «La simbología independentista está por todas partes», señala.

Jordi, de 10 años y el pequeño de la familia, no ha viajado porque su padres –admiten– tenían cierto «miedo» a que algo ocurriera durante la manifestación. Cuestión de prudencia ante el intento de demonización del encuentro cívico. «Se lo hubiese pasado muy bien», señalan. Como sus hermanas que se dejan fotografiar divertidas y retratan lo que ven con sus móviles para luego teclear a una velocidad inusitada. «Se me ha puesto la piel de gallina», dice Ariadna camino de plaza Cataluña. Grupos y grupos de gente cantan y se juntan en la expresión de la unidad. Las niñas no dudan en mostrar con alegría y fuerza lo que sienten. Levantan las banderas, aplauden y cantan. Su padre, las acompaña; Yolanda se muestra algo más comedida, prefiere expresarse con la palabra. «Yo me siento española y seguiré sintiéndome así», dice.