Caso Bárcenas

Plan anti-Bárcenas: Rajoy refuerza su discurso contra la corrupción

Cospedal y González Pons, ayer, en un debate sobre Educación
Cospedal y González Pons, ayer, en un debate sobre Educaciónlarazon

La Convención Nacional que el PP celebrará el próximo mes de octubre está ya encima de la mesa de la estrategia de la dirección popular. Han empezado, por ejemplo, a preparar la contratación de un plan de comunicación y publicidad que pretenden que tenga continuidad hasta las elecciones europeas del próximo año. La fecha para este cónclave responde al objetivo de convertirlo en un punto de inflexión en la Legislatura: el inicio de una nueva etapa frente a un arranque de mandato duro y doloroso en las medidas adoptadas.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pretende utilizar la Convención como plataforma para remozar la imagen de su partido y revitalizar su discurso, sobre todo en clave social y de lucha contra la corrupción. Esto implica convertir esta reunión en un foro de debate muy abierto a la sociedad y en el que haya espacio incluso para propuestas que se salen de lo que ha sido la ortodoxia del PP, como es el caso de las listas abiertas. Debatir no quiere decir que esas propuestas vayan a terminar en el programa electoral. Pero ya es un cambio que al menos entren en la discusión para actualizar su ideario y su mensaje.

En esta Convención, la dirección popular se siente también obligada a tomar oxígeno y a darse un impulso frente al coste que les está suponiendo el «caso Bárcenas».

En Moncloa y en Génova confían en que su entrada en prisión rebaje la presión sobre su imagen de los últimos meses al lanzar a la opinión pública el mensaje de que no ha habido trato de favor y que el ex tesorero no ha conseguido con «sus malas artes» ni forzar a Hacienda ni a la Justicia.

El Gobierno y el PP hablarán de Bárcenas lo imprescindible, cuando no quede más remedio. Dicen que ya está todo dicho; que han hecho un ejercicio de transparencia sin precedentes; que su contabilidad está en manos del juez; y que ahora lo que toca es relanzar al partido. A eso dedicará este lunes su discurso el presidente del Gobierno, durante su intervención a puerta cerrada ante el Comité Ejecutivo. Será una reunión de balance y de agenda. En septiembre convocarán la Escuela de Verano, que se celebrará en Valencia, comunidad en la que el PP necesita un esfuerzo extra para superar el coste de la gestión de la grave crisis que atraviesan las arcas de la Generalitat y por algunos casos de presunta corrupción. A Valencia se desplazará, por tanto, la plana mayor del partido en el arranque del curso político. Y al mes siguiente se celebrará la Convención Nacional, dentro de esa estrategia de continuidad en un argumentario más en positivo y mirando a las elecciones.

De hecho, Génova ha tenido en cuenta la posibilidad de utilizarla para reforzarse en alguna «plaza» necesitada de ese apoyo extraordinario y también ha barajado la opción de Madrid, por la comodidad de la capital. Para el golpe de efecto de este cónclave, al que acudirá el grueso de la estructura del partido, todas las energías se concentrarán en la discusión ideológica y en renovar la imagen que ofrece el PP a la sociedad. Pero sin cambios en el equipo. A Rajoy no le gustan y aguantará con la directiva que eligió en el último Congreso salvo que el «caso Bárcenas» le colocase en una situación extrema. Hipótesis con la que no se trabaja en estos momentos.

En el calendario oficial no se prevén cambios hasta las elecciones europeas, «y si acaso», como apunta un estrecho colaborador de Rajoy.