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Preocupación en el PSOE por que el PP rentabilice la crisis catalana

La concentración del voto de la derecha en torno a Casado pone en jaque circunscripciones en las que ganaron los socialistas.

Preocupación en el PSOE por que el PP rentabilice la crisis catalana
Preocupación en el PSOE por que el PP rentabilice la crisis catalanalarazon

La concentración del voto de la derecha en torno a Casado pone en jaque circunscripciones en las que ganaron los socialistas.

El Gobierno está dispuesto a mantener la prudencia y una actitud moderada en Cataluña aunque esto le pase factura a nivel electoral. Moncloa tiene, por así decirlo, las manos atadas ante las sucesivas jornadas de disturbios que se están produciendo desde que se hiciera pública la sentencia del «procés», ya que mientras no haya dejación de funciones por parte de los Mossos D’Esquadra o la Generalitat incurra en una nueva deriva ilegal, no se darán los supuestos objetivos para la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional o el artículo 155 de la Constitución, respectivamente. En el Gabinete y en el PSOE lamentan la espectacularidad de las imágenes que se difunden a todas horas por los medios y las redes sociales, «son demoledoras», pero asumen que, por el momento, no ha pasado de ser un problema de orden público al que quienes tienen que hacer frente son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. «No es un problema de quiebra de la legalidad que nos obligue a actuar, es un problema de orden público», sentencian.

En el partido, hay un cierre de filas casi total con la gestión que se está haciendo por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, pero se asume que, con la volatilidad de los acontecimientos, lo que pueda ocurrir en los próximos días es una «moneda lanzada al aire» que puede caer por cualquier cara. En este sentido, fuentes consultadas por este diario expresan su preocupación por que se extienda entre los votantes la sensación generalizada de que no se está dando la respuesta adecuada por parte del Ejecutivo. Una percepción en la opinión pública que, temen, pueda hacer que sea la derecha y en concreto el PP quien, a costa de la debacle de Ciudadanos, rentabilice una situación que el PSOE decidió meter en campaña cuando forzó la repetición electoral. Esta sensación también cunde en Moncloa que intenta dar sensación de normalidad, manteniendo la agenda exterior de Sánchez o compareciendo a diario para dar cuenta de la gestión que se está haciendo de la crisis. Se anuncian detenciones para garantizar que «la impunidad no va a existir».

Hay quienes creen que lo sucedido en Cataluña en las últimas jornadas apuntala el discurso de Sánchez de que no era posible haber forjado un Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos que dependiera a día de hoy de los partidos soberanistas para gobernar. Pero lo cierto es que, más allá de la retórica, las encuestas casi por unanimidad dibujan un escenario en el que el PSOE se estanca y quienes crecen son PP y Vox a costa de los disturbios y la caída estrepitosa de Ciudadanos. Los socialistas aspiraban a absorber parte de esta estampida de voto moderado y de centro con la gestión de la crisis catalana, porque es en estos caladeros donde se puede dar la vuelta a las elecciones. Desde los territorios se apunta que en provincias pequeñas en las que apenas se repartían tres escaños y este reparto quedó en dos para el PSOE y uno para el PP –porque Ciudadanos consiguió un grueso de votantes que no se tradujo en representación–, si ahora los populares recogen ese voto, el equilibrio de fuerzas podría invertirse. Y es que en muchas regiones y provincias los socialistas se impusieron como fuerza más votada gracias a la división de la derecha. Si este voto se concentra ahora en torno a la figura de Pablo Casado, estarían en riesgo muchas de estas victorias.

No obstante, a día de hoy nadie duda en el PSOE de que Sánchez volverá a ganar las elecciones y si en abril era complicado, «en noviembre será imposible hacer depender el Gobierno de los independentistas». En este sentido, la vía que no se discute es que la gobernabilidad tendrá que venir de la mano de un ejercicio de responsabilidad del PP equivalente al que hicieron los socialistas en 2016 con Mariano Rajoy, «no sin desgarro interno». Aseguran que si Pablo Casado tuvo «escapatoria» en abril fue porque «daba la suma PSOE y Ciudadanos» y porque todavía no se habían repetido las elecciones. Ahora, después de volver a las urnas por cuarta vez en cuatro años, «no les quedará más remedio» que «abstenerse por responsabilidad».