El desafío independentista

Puigdemont acepta reunirse con Albiol entre acusaciones de «falta de respeto»

El president responde a la carta del líder del PP aunque pide dejar el encuentro para la segunda quincena de agosto

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemontlarazon

El president responde a la carta del líder del PP aunque pide dejar el encuentro para la segunda quincena de agosto.

El tono cortés que mantuvo el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su intercambio epistolar con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, mutó ayer en uno más beligerante para responder a la carta del líder del PP catalán, Xavier García Albiol. Puigdemont aceptó verse con el dirigente popular, aunque durante la segunda quincena de agosto, y no antes del 16, como le había pedido.

Así, el president le agradeció su iniciativa a mantener un encuentro, pero aprovechó el texto para reprocharle algunas cosas. Puigdemont criticó que la petición haya surgido «después de sus claras faltas de respeto» hacia el independentismo. Tras ello, el líder del Govern puso en contraste la actitud de Albiol con la de Rajoy, que no ha accedido a reunirse con él tras estar desde enero reclamando un vis a vis para abordar la situación en Cataluña y la celebración de un referéndum.

Asimismo, anticipó con estilo irónico alguno de los contenidos que querría tratar. El president se refirió a la sentencia de julio de 2010 del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Cataluña de 2006. «Seguro que en el encuentro que mantendremos tendremos la oportunidad de analizar más a fondo la situación, especialmente la generada a partir de la fractura que representó en el pacto constitucional la sentencia del TC», aseveró en la misiva a la que ha tenido acceso este diario.

También aludió a la intención que tiene Albiol con esta reunión. El popular planteó este encuentro como una opción para advertirle «cara a cara» de las consecuencias que tendría la celebración del referéndum, y su objetivo era llevarlo a cabo antes del 16 de agosto y así pedir que frenara la tramitación de la Ley que dará cobertura al 1-O. Puigdemont, en su carta, replicó que la votación será «plenamente legal y plenamente legítima». «Que no haya podido ser acordada con el Estado, como nos hubiera gustado que fuera, no la invalida», añadió.

Finalmente califica el referéndum como «un instrumento» para medir cuántos independentistas hay, y expone una retahíla de virtudes de la creación de un Estado propio: garantizaría «la prosperidad colectiva, el progreso de personas y empresas, la sostenibilidad y la justa revalorización de las pensiones, un sistema fiscal justo y equilibrado y una moderniación del concepto Estado del siglo XXI».