Estrategia

Puigdemont y Aragonès, los "hombres invisibles" de Pedro Sánchez

El presidente quiere silenciar la negociación tras el 12M hasta después de las europeas

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante una reunión con el expresidente catalán Carles Puigdemont en Bruselas.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante una reunión con el expresidente catalán Carles Puigdemont en Bruselas.OLIVIER HOSLETAgencia EFE

Pedro Sánchez estará en todas las “salsas” de la campaña catalana desde hoy hasta que se cierren las urnas. El presidente del Gobierno tiene que movilizar todo el voto socialista de las elecciones generales para conseguir que el exministro y candidato Salvador Illa supere los 40 escaños para estar en condiciones de reclamar un gobierno en solitario.

Ahora bien, el discurso oficial camina por ahí, pero en las “cocinas” electorales socialistas barajan en este ecuador de campaña como una opción más que probable que el resultado sea tan ajustado que los vetos cruzados puedan llevar a una repetición electoral. El presidente del Gobierno es un artista en manejarse en varias pistas de circo a la vez, y está ya pensando en las elecciones europeas y en cómo puede salvar su marca del desgaste a nivel nacional de su política con los independentistas. Porque Cataluña es su búnker refugio, pero le quedan poco más en el resto del territorio, si acaso, el del País Vasco.

Y la solución que creen ver en Moncloa consiste en tratar de hacer invisibles a Carles Puigdemont y a Pere Aragonès después de las elecciones del 12M. Amordázales en sus exigencias de negociación será complicado, pero Sanchez tomó nota de lo que le pasado al PP por anticiparse en la Comunidad Valenciana a firmar su pacto con Vox antes de las generales, y ahora la instrucción que ha dado se resume en eso de que “en boca callada no entran moscas”.

El presidente ha dado orden para que no se les siga el juego a los independentistas y no se abra con ellos ninguna negociación hasta que pasen las elecciones europeas del 9 de junio. El mensaje también se les hará llegar a ellos en privado para que bajen el ruido y no perjudiquen así las perspectivas electorales del PSOE, aunque de su voluntad cooperadora ya dan cuentan los antecedentes.

Pero, aún así, Moncloa quiere creer que será posible retrasar la negociación con el independentismo que abrirá en canal el resultado de las elecciones catalanas. Por supuesto, dan por hecho que será una negociación de máximos. Los soberanistas tendrán ya en su poder la amnistía, y ahora toca empezar de nuevo la labor de extorsión del Gobierno de coalición si éste quiere aguantar en Moncloa. Lo saben en el equipo del presidente, pero no lo reconocen en público, lo siguiente es la financiación singular para Cataluña, como en el País Vasco, y sentar las bases para la consulta. Y que nadie se llame a errores, porque tanto ERC como Junts lo dejaron avisado ya en el pacto de investidura de Sánchez.