Bruselas
«Puigdemont no se resignará a ser la reina madre»
El entorno del ex president asegura que pretende tener peso ejecutivo en el Govern y delegar en «un primer ministro».
El entorno del ex president asegura que pretende tener peso ejecutivo en el Govern y delegar en «un primer ministro».
En la jornada de ayer, el independentismo siguió haciendo grande la bola de nieve. A falta de resultados concretos, Puigdemont asumió la idea de Oriol Junqueras de la pasada semana, y acuñada por Marta Rovira durante la campaña electoral, de configurar dos gobiernos, uno efectivo en Cataluña y otro legítimo en Bruselas. Sin embargo, sólo unas horas después de deslizarse esta idea las apreciaciones son bien distintas. Mientras en ERC se veía con buenos ojos esta fórmula, Junts per Catalunya, reunida en Bruselas con su líder, afirmaba que si bien las negociaciones iban por buen camino «el presidente de la Generalitat será Puigdemont, y sólo se realizará una investidura, la de Carles Puigdemont».
Sin ningún acuerdo a la vista, las negociaciones continúan y en esta fase, se supone que final, se ha incorporado a la CUP. ERC está forzando la situación para que Puigdemont acepte la realidad de que no podrá ser el presidente elegido por el Parlament, por lo que se ha puesto sobre la mesa que su investidura la realice la Asamblea de Electos, porque su línea roja sigue siendo evitar que el presidente del Parlament fuerce la ley y se vea afectado por responsabilidades judiciales. El 18 de octubre del pasado año, LA RAZÓN publicaba que el entonces todavía presidente de la Generalitat tenía previsto reactivar la Asamblea de Electos para hacer frente a la aplicación del 155 por parte del Estado. Lo hizo días después de que Poble Lliure, uno de los partidos que conforman la CUP, exigiera su activación para «asumir la declaración de independencia». Se apuntó a la idea el 28 de octubre Jordi Sánchez, entonces presidente de la Asamblea Nacional Catalana, cuando afirmó en un tuit «llega el momento de activar la Asamblea de Electos». En esos convulsos días, la Asamblea no se activó pero ahora parece renacer de sus cenizas.
La Asamblea de Electos, formada por alcaldes, concejales, diputados, senadores y eurodiputados de formaciones independentistas, fue activada por la Asociación de Municipios por la Independencia a finales de 2016, siguiendo el modelo de la Asamblea de Cataluña, organismo básico para la recuperación de la Generalitat en la transición, de la que formaban parte todas las entidades y partidos democráticos que luchaban contra la dictadura. Según su página web, tiene 3.587 adheridos de los 9.283 cargos que podrían realizarlo, es decir el 39,7% del total de electos catalanes.
Sin embargo, el interrogante surge casi de inmediato. ¿Cómo podrán convivir dos gobiernos? Uno elegido legalmente y efectivo y el otro como respuesta a una algarada publicitaria. La respuesta la dan en el entorno de Bruselas: «con un presidente que reconozca la autoridad del presidente Puigdemont». Lo que para estas fuentes está claro es que «Puigdemont no lo va a poner fácil porque no se resignará a ser la reina madre», quiere tener un peso específico y ejecutivo. Y esto sólo lo podrá tener «con un presidente ejecutivo en Cataluña que sea su primer ministro y poco más».
Estos planteamientos están agrietando la unidad independentista, con ERC, pero también en el seno de Junts per Catalunya, porque algunos están proponiendo una persona adecuada a los intereses de Puigdemont para ser el presidente «delegado en Cataluña»: Jordi Turull. Sólo así se entiende que ayer por la mañana se filtraran supuestos nombres para el nuevo gobierno. Se apuntaba a Elsa Artadi para Economía y Eduard Pujol para Presidencia. De esta forma se descabalga a Artadi como alternativa a Puigdemont porque «en Bruselas hay reticencias porque Artadi tiene criterio propio». La información fue también desmentida desde ERC. Sólo un nombre parece tener el acuerdo de Junts per Catalunya y ERC, el de Antoni Abad, presidente de la patronal independentista de Terrassa, CECOT, enfrentado a la cúpula de Fomento del Trabajo. Según las fuentes consultadas, Abad podría recalar en la Consellería de Empresa.
De momento, ERC mantiene sus buenas palabras para con Puigdemont, pero no acepta movimientos que no conlleven la restauración del gobierno y el levantamiento del 155. Sin embargo, desde Bruselas amagan de nuevo «si no hay acuerdo, nuevas elecciones». De momento, no hay nada pactado, aunque las negociaciones se intensifican a la espera de la reunión de la Mesa de mañana, cuando se conocerá el informe de los letrados del Parlament. La CUP, por su parte, también enseña sus cartas y clama por la desobediencia. «Los acuerdos no serán válidos si se presenta un pleno y un candidato hecho a medida del Constitucional», advertían ayer. Es decir, la CUP se aviene a dar cobertura a Puigdemont dejando a ERC en tierra de nadie. Una idea que ya el pasado sábado, el entorno de Puigdemont también verbalizó.
La ex consellera de Educación fugada en Bruselas, Clara Ponsatí, envió un dardo implícito a Esquerra y sus deseos por distender las relacones con el Estado, algo que pasa por diluir los desafíos a la Ley: «Aceptar las decisiones arbitrarias del TC es una mala opción», aseguró, tras afirmar que en caso, de que la dinámica sea esa en los próximos meses, convendría convocar elecciones. Los republicanos por su parte dan cuerda. Su candidato sigue siendo Puigdemont y no ven con malos ojos la Asamblea de Electos porque su celebración quitaría presión al Parlament y abriría las puertas de una investidura. Junts per Catalunya, por el contrario, asegura que no hay posibilidad para una investidura cosmética.
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