El desafío independentista

Puigdemont pide «alta seguridad» y ya cuenta con un servicio privado

Adopta numerosas medidas de precaución antes de entrevistarse con personas ajenas a su entorno

Carles Puigdemont durante una entrevista concedida hoy. Efe
Carles Puigdemont durante una entrevista concedida hoy. Efelarazon

Adopta numerosas medidas de precaución antes de entrevistarse con personas ajenas a su entorno.

Carles Puigdemont vive en Bélgica obsesionado por su seguridad personal. Las razones de este temor las conoce él pero lo cierto, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del caso, es que dispone de un servicio de seguridad «que tiene que ser privado y, por lo tanto, costeado de su propio bolsillo o del de otros». El ex president no goza de ningún tipo de protección de los Mossos D’ Esquadra, ni del Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil. La Justicia belga no le ha asignado ninguna vigilancia especial ni escolta. Sólo la obligación de comunicar dónde vive y acudir a cuantas citaciones se le convoquen. Resulta impensable que el Gobierno belga le haya puesto protección oficial, como si de un mandatario internacional se tratara, ya que estaríamos ante un mayúsculo escándalo.

Durante los últimos días de su estancia en España, y se desconoce si en los primeros momentos de su huida, Puigdemont contaba con una escolta especial integrada por miembros del grupo de intervención de los Mossos, el GEI. Para mayor seguridad, trasladó su domicilio a la sede de la propia Generalitat, en Barcelona.

Esta obsesión y temor han podido ser detectados por personas que han conseguido entrevistarse con Puigdemont en Bruselas. Las citas han estado rodeadas de grandes medidas de precaución, como si el ex president contara con alguna información relativa a su seguridad personal.

Mientras estuvo en Barcelona, se hizo correr la versión, que no tenía ni pies ni cabeza, de que los «gei» estaban con Puigdemont por si la Guardia Civil o la Policía se presentaban para detenerle. Si se hubiera producido este supuesto, los agentes habrían portado una orden judicial y ningún miembro de las Fuerzas de Seguridad, y los «gei» lo son, podría oponerse a que se le diera cumplimiento.

Se desconoce el coste que puede suponer una seguridad privada en Bélgica, pero habrá que sumarlo a los de alojamiento y comida; abogado (hasta 1.000 euros la hora); alquiler de locales para actos políticos; desplazamientos, etcétera.

La impresión que tienen las fuentes consultadas es la de que, por lo que respecta al dinero que iba a hacer falta a partir de la huida, los organizadores lo tenían todo previsto y que a Puigdemont y su «cohorte» no les va a faltar de nada. El origen del dinero es, de momento, un misterio.