Valladolid
Rajoy descarta escisiones en el PP y demandará unidad en la Convención
Enmarca el cónclave en la economía de las familias y seguirá buscando el «centro». Génova promueve que los barones cierren filas con su política de reformas
En la Convención que el PP celebra este fin de semana en Valladolid no habrá cambios orgánicos en el partido. Y salvo la sorpresa de que se conozca al candidato para las europeas, otras noticias que hasta ahora eran habituales en este tipo de cónclaves, como la intervención del ex presidente José María Aznar, tampoco se producirán.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mantiene su guión centrado en la economía, pero en su intervención, en la clausura del cónclave, reclamará unidad y determinación en la acción conjunta para consolidar el camino de la recuperación económica. Génova intentará contrarrestar el «ruido» de las voces críticas con un homenaje a las víctimas del terrorismo, pero, sobre todo, con una puesta en escena dirigida a representar un cambio de ciclo en su discurso y en sus políticas. El lema es que hasta ahora el Gobierno se ha ocupado de gestionar lo urgente, la macroeconomía, para evitar el «rescate», y que ahora «llega el momento de la economía de las familias». El gran reto que tienen por delante es demostrar que la economía real va a mejorar en un contexto en el que la renta disponible de las familias no aumenta y la capacidad de gasto continúa menguando. Para ello han montado un despliegue de mensajes y algunas propuestas de carácter económico en el ámbito de la microeconomía, la que mira a las familias y con más contenido social. Su presentación será en el plenario de la Convención el próximo sábado. El mismo día para el que han organizado foros de debate en el que los ministros analizarán de tú a tú con los presidentes autonómicos las reformas emprendidas hasta ahora por el Ejecutivo. Fuentes de Génova anticipan que los debates no serán para hablar de cuestiones territoriales ni tampoco para polemizar sobre materias en las que mantienen puntos de vista enfrentados, ya sea en financiación o en otras decisiones políticas que tienen mala venta en sus respectivos feudos.
Al contrario, la dirección nacional sostiene que los barones defenderán las reformas del Ejecutivo y abogarán por que se mantenga el esfuerzo reformista. En los planes de Génova y del Gobierno no entra que en el debate se cuele la reforma de la Ley del Aborto, por ejemplo, pese a que esta iniciativa ha abierto una profunda discusión interna que resta protagonismo a la oposición de la izquierda.
En el partido hay cierta inquietud por la alianza de las voces disidentes, pero en Moncloa sostienen oficialmente que lo que les preocupa y ocupa es la consolidación de la recuperación económica y, sobre todo, conseguir que ésta llegue cuanto antes a la calle. En clave política y electoral, su preocupación está mucho más en el centro, en congraciarse con los votantes desafectos con las decisiones impopulares de estos dos años y con los incumplimientos del programa electoral, que en lo que representa el sector más a la derecha que levanta la voz contra la política de Rajoy. La decisión en el Congreso de Valencia de 2008 fue, precisamente, marcar distancias con esa corriente y reorientar la imagen del partido hacia posiciones más de centro, recuerdan. Pero este mensaje formal no quita para que en la dirección sí haya quienes tengan presente que todo este «ruido» hace daño. No porque vaya a haber escisiones, que Rajoy descarta, pero sí porque confirma en muchos los motivos para su desánimo y malestar. «Además, estratégicamente, desplaza el foco de la economía, que es donde quiere colocarlo Rajoy, y puede potenciar la abstención de los nuestros», precisa un alto cargo del Gobierno. El éxito del PP de Aznar radicó en la capacidad de integrar corrientes y sensibilidades, y Rajoy utilizará la Convención para reivindicar esa bandera.
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