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Rajoy exhorta al PP a defender con «orgullo» los frutos positivos de su gestión económica

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (c); la secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal (i) y el vicesecretario nacional del PP, Javier Arenas (d)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (c); la secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal (i) y el vicesecretario nacional del PP, Javier Arenas (d)larazon

La Junta Directiva Nacional cierra filas con el presidente tras su apelación a la unidad. El discurso del PP incide sobre el riesgo que supone votar a los partidos emergentes.

El mensaje principal que ayer dejó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano entre congresos que reúne a más de 600 cargos nacionales y territoriales del partido, fue la exigencia de que «no se distraigan» en peleas internas y se apliquen más, desde la unidad, en defender «con orgullo» la gestión del Gobierno, la recuperación económica y los «resultados» que ya se están produciendo. Rajoy obvió expresamente las polémicas de los últimos días, que han dejado en evidencia las peleas, con mucho componente personalista, entre miembros de su dirección y en las que ha participado la propia Secretaría General. Y optó por un discurso de marcado componente interno y de agitación electoral del partido, con el que buscó ahuyentar el pesimismo por el mal resultado de las elecciones andaluzas y movilizar al máximo a todos sus «cuadros» dirigentes para los comicios de mayo.

Uno de los debates que se mueven en paralelo a la definición de la estrategia electoral, para vencer el desgaste de las siglas del PP que pronostican las encuestas, radica en si basta con la economía o hace falta un discurso más político y cambios en el equipo para afrontar con más solvencia los comicios. Respecto a la primera discusión, Rajoy dejó claro que sigue creyendo que el éxito dependerá de su capacidad de convencer a los españoles de que su Gobierno ha dado la vuelta a la situación económica, y que esto no se debe poner en riesgo votando al PSOE, a los responsables de la prequiebra que heredó el PP, o a formaciones sin experiencia de gobierno.

«La falta de experiencia no es un valor positivo en ningún ámbito de la vida, y mucho menos cuando se está hablando de los intereses de 46 millones de personas, no es en absoluto un valor», sentenció.

El presidente defendió a su vez expresamente al equipo que dirige Génova. Con esta necesidad de ratificar su apoyo demostró que es consciente de las críticas internas a la labor de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, o contra el perfil de algunos de los portavoces que son la imagen de la organización. Pero con su gesto de apoyo también puso sordina a las enmiendas internas al trabajo de Cospedal o de otros dirigentes.

«Conviene no distraerse o dejar distraerse con asuntos menos importantes cuando no, en ocasiones, intrascendentes o irrelevantes», advirtió. Para, a continuación, señalar al PP que su responsabilidad es abundar en la política que ha aplicado hasta ahora, terminar la tarea en todas las instituciones públicas y explicarla al conjunto de los españoles. «Explicar, explicar la verdad, que hemos sido capaces de mostrar al mundo una España bastante mejor que la que nos entregaron hace tres años, es que es la verdad, en la economía, en el empleo, en pensiones, en política social y desde luego en esperanza en el futuro».

La estrategia electoral de Rajoy se sostiene, por tanto, en dos ejes: espolear al PP para que venda con más energía los éxitos económicos y convencer, a la vez, a los ciudadanos de que sólo su partido garantiza mantener el crecimiento económico y la creación de empleo, llegar a los veinte millones de puestos de trabajo en la próxima Legislatura.

«¿Hacia dónde debe ir el mundo? ¿Hacia el pasado que nos trajo la situación que hemos tenido que superar? ¿Se puede dejar esto en manos de quienes destruyeron la economía española para varios años y nos generaron la situación que hemos pasado o en manos de quienes no han gobernado nunca?», se preguntó, en su ofensiva para recuperar votos desencantados, evitar que sus dirigentes territoriales se instalen en el pesimismo y animarles a que defiendan con más firmeza las siglas que representan. Rajoy les ordenó que salgan a la calle a explicar «la verdad», que esa España «que recupera la confianza en sí misma, que está en marcha y que consigue resultados, sabrá multiplicar la cosecha de su esfuerzo en términos de bienestar, riqueza, empleo y mejora de pensiones y servicios públicos». «Y éste es el discurso. Éste es el discurso», insistió el jefe del Ejecutivo.

«Votarnos a nosotros no es hacer experimentos ni jugar a la ruleta. Nosotros no somos un foro de debate o una pandilla de amigos, ni nos nutrimos de los que cambian de sigla cada momento ni tenemos que andar buscando candidatos por cafeterías. Nosotros somos una organización democrática que ha sabido gobernarse y renovarse permanentemente», apuntó contra Podemos y contra Ciudadanos.

El presidente intentó también tranquilizar a los dirigentes autonómicos y municipales que se la juegan en las elecciones de mayo con el argumento de que con el aval de su política económica y de lo que representa el PP serán capaces de volver a ganarse la confianza de los españoles. Y pidió a estos cargos públicos y candidatos que den la cara ante los ciudadanos para aplacar a los votantes y militantes que puedan sentirse defraudados por los casos de corrupción que han afectado al PP. «Les diremos con mucha humildad que nosotros estamos tan escandalizados y abochornados como ellos. Pero también podemos decirles a los españoles que no ha existido impunidad, que hemos actuado con más rigor que nadie y que hemos hecho las reformas precisas para detectar y castigar cuanto antes esos comportamientos, y que la Policía, la Guardia Civil, Fiscalía y jueces actúan con absoluta independencia».

La conclusión es que la decisión de Rajoy es mantener el rumbo hasta las elecciones de mayo, con la confianza en que las buenas noticias económicas sirvan de escudo para contener la pérdida de poder que pronostican la mayoría de los sondeos.

El 26 de mayo, si el PP no aguanta en esos comicios, la revisión estratégica sí podría afectar al equipo. De momento, ayer Rajoy llamó al PP a explicar por todos los rincones de España que los desequilibrios económicos que impedían crecer y crear empleo «ya pasaron o están pasando a mejor vida»; que los últimos datos de paro y Seguridad Social son «magníficos»; que cuando el PP llegó al Gobierno el paro aumentaba un 9,6 por ciento al año y ahora se reduce un 7,2 por ciento; que el índice de confianza del consumidor está «en récord histórico»; que hay cifra récord de venta de las grandes empresas o que el crecimiento en 2014 fue del 1,4 por ciento y que al final de Legislatura superará el 3 por ciento.