El desafío independentista
Rajoy mantiene su postura y no entrará en «provocaciones»
La lectura de la Diada por parte del Ejecutivo concluye en la ratificación de la decisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de «no seguirle el juego a la estrategia nacionalista de echar leña al "fuego"que CiU, persiguiendo la estela de Esquerra, está alimentando desde el poder». «No hay que entrar en las provocaciones porque perjudicaría aún más nuestra posición ante la opinión pública catalana», argumentan en Moncloa cuando se pregunta por la posición y la respuesta a la evolución del desafío soberanista, y por el apoyo institucional que le está dando la Generalitat. De momento, tienen ya lista para ser enviada la respuesta por escrito del presidente del Gobierno a la misiva que le remitió Artur Mas a finales de julio, y en la que pedía que pusiera en marcha la negociación para celebrar una consulta.
En la estrategia catalana Rajoy se apoya en un núcleo cerrado de asesores en el que tiene un importante papel su director del Gabinete, Jorge Moragas. Oficialmente la respuesta a la cadena independentista la fijó la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, quien se ajustó al mensaje de que el Ejecutivo tiene la obligación de escuchar y velar por las libertades y los derechos de todos los españoles, también «de las mayorías silenciosas que se quedan en sus casas». Para estas, el Ejecutivo asume el compromiso de defender «sus libertades y opiniones».
En línea con el argumento central de la respuesta escrita que se da a la carta de Mas, la vicepresidenta insistió en que el Gobierno dialoga, pero dentro de la Constitución. En la que –puntualiza– no hay margen para negociar ninguna consulta sobre la independencia. El «objetivo nacional debe ser crear empleo y mejorar el bienestar», añadió Sáenz de Santamaría. «El diálogo dentro de la Constitución es el marco que el Gobierno reivindica para que el país esté más fuerte y más unido en el objetivo nacional de la gente que sale y de la gente que se queda en sus casas, que es crear empleo y mejorar el bienestar», explicó.
Como adelantó LA RAZÓN el martes, Rajoy ratificará en su respuesta a Mas que no negociará ninguna consulta ni tampoco aceptará disfrazarla con preguntas «fabricadas» para que el president pueda coger oxígeno. Reiterará dónde están los límites, en el cumplimiento estricto de la legalidad. Y recordará a Mas las razones jurídicas que le niegan potestad para celebrar cualquier tipo de consulta sobre el «derecho a decidir». En varias ocasiones Rajoy ha alegado que no tiene legitimidad para dar esa autorización ya que al plantear una reforma constitucional, la única salida legal es enviar a las Cortes Generales un proyecto de modificación y someterse al veredicto de la soberanía nacional. En materia de modelo de Estado, ésta es la «única» salida que podemos ofrecerle al presidente catalán, explican en su entorno.
En cuanto a la posibilidad de desviar el debate a la negociación de otra reforma del Estatuto catalán, el Gobierno recuerda que el PP ya se opuso al actual Estatut y lo recurrió ante el Constitucional por entender que excedía los límites de la Carta Magna.
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