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Rajoy planta cara a Podemos con Pablo Casado, delfín de José María Aznar
Tranquiliza al partido con sus encuestas internas y llama al PP a movilizar al voto para evitar el riesgo de quiebra
El Comité Ejecutivo del PP terminó ayer con muestras de coincidencia por parte de algunos de los barones al destacar que salían más tranquilos después de escuchar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. En las filas populares cunde la preocupación por las encuestas y el ascenso de Podemos, unos nervios de los que ayer se hizo eco la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, a puerta cerrada. Aguirre no preguntó expresamente por lo suyo, por su deseo de ser candidata a la alcaldía de Madrid, pero sí por los malos vientos que soplan, según la mayoría de los sondeos, para su partido. Y Rajoy contestó con la doctrina que el pasado sábado analizó el Comité de Dirección del PP en su encierro en Toledo bajo la batuta del sociólogo Pedro Arriola. Como adelantó este periódico el domingo, en Toledo a Rajoy le dijeron que las encuestas internas son tranquilizadoras y apuntan a una recuperación del voto del PP. No son sondeos por comunidades autónomas, sino de intención general de voto, aunque al presidente le valieron para explicarse ante su Ejecutiva, a la que calmó con la afirmación de que el PP sigue siendo la primera fuerza política para las autonómicas y municipales, y también de cara a las generales. No precisó porcentajes de voto. El «pero» que puso es que, según esos estudios demoscópicos, la segunda fuerza para unas generales, no autonómicas, sería Podemos, desbancando al PSOE.
Rajoy despidió a su partido antes de las vacaciones de Navidad con la promesa de reforzar Génova. Y ayer lo hizo con un movimiento bastante sorprendente, aunque una vez hecho hubo coincidencia en el partido en aprobarlo y en poner en valor su lógica y su utilidad. Al presidente le gusta hacer equilibrios y es conservador en sus equipos, incluso aunque los resultados sean manifiestamente mejorables. Ayer movió ficha para potenciar la comunicación del partido y plantar cara, evidentemente, a los nuevos aires en los que se ha envuelto la formación de Pablo Iglesias. Y para eso en el PP también tiran de juventud y venden renovación, al tiempo que Rajoy consolida su decisión de volver a ser el candidato para las próximas generales.
Para cuadrar este encaje el elegido es Pablo Casado, una joven promesa, de 33 años, que empezó curtiéndose a la sombra del ex presidente del Gobierno José María Aznar y de Aguirre, pero que ya estaba bien ubicado en la Génova de Rajoy con tareas en la comunicación on-line del partido. Es un representante de la nuevas generaciones, que está hecho a bregar con los portavoces de Podemos o de Izquierda Unida (IU) en las tertulias, por ejemplo en el programa «La Sexta Noche». Casado fue etiquetado en el pasado como un «aznarista» y hasta un «duro» por la firmeza con la que defendía los principios ortodoxos del partido en temas como la lucha antiterrorista o el modelo territorial. Y precisamente por esa firmeza en la defensa de los principios del PP le eligen ahora como portavoz de la campaña autónomica y municipal. No hay precedente de este cargo, de nuevo cuño, que se ha inventado Rajoy para corregir debilidades en la dirección popular, igual que se sacó de la manga antes de Navidad el de portavoz adjunto al Gobierno para reforzar la Secretaría de Estado de Comunicación. Lo previsible también se cumplió y Rajoy nombró al vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, como director de la campaña de las autonómicas y municipales. La secretaria general y presidenta del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, tendrá que volcarse en los próximos meses con más intensidad en su comunidad autónoma, donde repite como candidata. Y esto hace que el peso del trabajo de Génova caiga en Floriano y en el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas. El tercer vicesecretario, de Estudios y Programas, Esteban González Pons, tendrá también su papel, pero el Parlamento Europeo es ahora su principal responsabilidad al ser el portavoz del Grupo Popular.
Rajoy aprovechó la reunión de la Ejecutiva para llamar a su partido a movilizar el voto, sobre todo el voto abstencionista de sus votantes tradicionales, con el discurso de que sólo la estabilidad política, económica e institucional garantiza la continuidad de la recuperación económica y que no vuelva el riesgo de quiebra al que España se enfrentó en 2011. De hecho, en los próximos meses el PP organizará dos foros de política social para vender sus cifras en pensiones, dependencia y otras prestaciones frente a la campaña de la izquierda sobre los recortes y el deterioro de los servicios públicos. Rajoy proclamó de nuevo ante el PP que al final de la legislatura habrá menos paro y más personas afiliadas a la Seguridad Social que al principio de su mandato. Y también anunció que en 2015 el crecimiento de España estará unas décimas por encima del 2 por ciento y este país tendrá el mayor porcentaje de crecimiento y empleo de toda la Unión Europea. Su instrucción es que el partido salga por toda España a advertir de que todo esto se pondría en riesgo si el PP no mantiene el poder.
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