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Rubalcaba se sube a la ola de Díaz, pero ignora el relato del cambio

La «baronesa» promete un PSOE «bien cosido» que esté a la altura de lo que precisa España

Susana Díaz y Alfredo Pérez Rubalcaba durante el congreso regional extraordinario del PSOE-A que ha tenido lugar este fin de semana en Granada
Susana Díaz y Alfredo Pérez Rubalcaba durante el congreso regional extraordinario del PSOE-A que ha tenido lugar este fin de semana en Granadalarazon

No se da por aludido ante la petición de relevo generacional y se reivindica ante Susana Díaz como secretario general del PSOE, en el cierre del Congreso Regional de los socialistas andaluces

Ni una mención al espíritu de Granada, ni una palabra de cambio o renovación. Como si nada hubiera pasado en el Congreso Regional de los socialistas andaluces, como si las invocaciones al relevo de este fin de semana no hubieran existido jamás... Alfredo Pérez Rubalcaba clausuró ayer el cónclave andaluz y, aunque se lleva para Madrid «la fuerza del sur para que le acompañe» (Susana Díaz, dixit), parecía visiblemente molesto por la «conjura» del cambio del día anterior. Así que, tras reivindicarse como secretario general y admitir el «poderío» de Susana Díaz, puso a Andalucía en el contexto de una parte importante, sí, la de la federación andaluza, pero frente a un todo que es el PSOE. Un territorio más, en definitiva, de cuantos suman el socialismo. Desde ahí se deslizó por la pendiente de la derecha, se puso el traje de jefe de la oposición y cargó con dureza contra el Gobierno y el PP, del que dijo tenía un programa electoral, más bien dos: el A y el B. El primero es el que contaron a los españoles, el segundo, el que aplica con dureza sobre la Educación, la Sanidad y las pensiones.

En el papel de secretario general apenas se permitió una par de licencias más. Una, para felicitar a la militancia andaluza («Con Susana habéis vuelto a acertar») y otra, para poner en valor el papel de Griñán al frente de la Junta («Has demostrado que se puede gobernar de otra manera. Fuimos distintos con tu gobierno»). Una tercera, si acaso, para establecer un paralelismo entre la elección de Díaz como jefa de los socialistas andaluces y la que hizo el congreso federal de Sevilla de hace dos años cuando le designó a él. «Recuerdo –dijo– cuando me nombraron ministro la primera vez y cuando me elegisteis para secretario general. Y no es lo mismo, nada que ver. El segundo es un sentimiento más fuerte porque refleja la historia de un partido y de millones de militantes que antes de nosotros defendieron nuestros principios y valores». Rubalcaba ensalzó la fortaleza y unidad con la que salen los andaluces de su congreso y las hizo extensivas a todo el PSOE.

«Vuestra fuerza es nuestra fuerza», dijo a los delegados andaluces, a quienes se dirigió para reafirmar la confianza plena del PSOE en la federación más poderosa. Luego citó los aciertos de este territorio desde el comienzo de la democracia y a todos los antecesores de Díaz al frente de la Junta, Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves, y un Griñán visiblemente emocionado en la primera fila. Poco más en clave interna salvo la felicitación de rigor a Susana Díaz, a quien se dirigió «de corazón» por tener «el calor de nuestra gente» y haberse convertido en la primera mujer en liderar el PSOE-A precisamente en Granada «donde se publican libros para aconsejar a las mujeres casarse y ser sumisas».

El resto de la intervención se la brindó a Rajoy por cumplir, dijo, su programa electoral, pero el B, el que «tenía oculto» y sólo se «ha atrevido a sacar cuando ha tenido mayoría absoluta y la excusa de la crisis». En realidad el libreto B, insistió, es el que «han tenido toda la vida» pero que nunca se atrevieron a aplicar.

Contraste, pues, entre la derecha («de contabilidad B y programa B») y los derechos que reconocieron los gobiernos socialistas y que ahora recorta el Gobierno del PP. Fue ahí cuando habló de «la semana de los horrores» en la que se ha aprobado la ley Wert, la reforma de las pensiones y ha llegado al Congreso la modificación del Estatuto de Castilla-La Mancha, «que es un pucherazo electoral».

Por su parte, el mensaje que trasladó la ya elegida secretaria general de los socialistas andaluces fue que el «ciclón» avanza. Y avisa además de que no perderá un minuto ni regateará en trabajo, esfuerzo, sacrificio y entrega. La «baronesa» comprometió un partido internamente «bien cosido» para contribuir a que los socialistas estén a la altura de lo que España necesita.

Susana Díaz pidió el apoyo para iniciar «un nuevo tiempo» que para ella ya ha empezado y que los socialistas, afirmó, «están legitimados» a liderar porque han hecho autocrítica. Pese a todo, dijo, «le sacamos mil cuerpos» a cualquier otro partido en democracia «interna y externa», si bien admitió que es necesario «modernizar» las estructuras del partido y consolidar el «proyecto unido» de todos los socialistas. Se dirigió expresamente al primer secretario del PSC, Pere Navarro, para pedirle que siga defendiendo ese proyecto unido y garantizarle que en ese objetivo «los socialistas andaluces estarán con él». Y es que de este Congreso, sentenció, los socialistas andaluces no salen sólo más unidos sino «bien cosidos» para que «nadie nos abra las costuras».