Estrategia

Sánchez asfixia políticamente a Díaz

Pasa de presentarse en tándem el 23J, a pujar abiertamente por su electorado con una llamada al "voto útil"

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados durante el inicio de la XV Legislatura
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados durante el inicio de la XV Legislatura Gtres

Aliados y rivales. La forma de relacionarse entre PSOE y Sumar siempre ha sido objeto de debate interno dentro de La Moncloa, conscientes de que el equilibrio virtuoso es difícil de conseguir entre los socios. Ambos partidos tienen electorados frontera y cualquier estrategia de promoción o asfixia conlleva riesgos propios. Lo que puede generar un beneficio electoral inmediato, puede suponer a la larga una condena y buscar la supervivencia de un espacio concreto, acabar sentenciando la mayoría progresista.

En la parte socialista tuvieron claro que debían aupar, en un principio, a Yolanda Díaz para que ganara la pugna interna con Unidas Podemos. Mientras se invisibilizaba a los morados, se promocionaba a la vicepresidenta segunda, que comparecía en rueda de prensa tras los Consejos de Ministros y rentabilizaba las políticas derivadas de su cartera o del diálogo social. Los grandes pactos en el seno del Gobierno se desbloqueaban, tras arduas negociaciones, con una reunión entre Sánchez y Díaz.

Afianzar la proyección de la vicepresidenta y de su artefacto Sumar era condición indispensable para revalidar el poder tras el 23J, por lo que los socialistas mordían lo justo y daban oxígeno a la formación. Tanto es así que algunos advertían de la condición subalterna de la incipiente formación respecto a los socialistas. En el PSOE son conscientes de que asfixiar políticamente a sus socios es peligroso, porque puede acabar comprometiendo la viabilidad de la mayoría progresista.

Sin embargo, algo ha cambiado. La falta de empuje de Sumar, que no acaba de cuajar electoralmente –se quedó sin representación en Galicia y salvó por la mínima el diputado en las elecciones vascas– ya supone una amenaza en sí mismo para la actual mayoría. En el PSOE observan con preocupación como parte del electorado de Sumar está volviendo a Podemos, lo que atomiza todavía más la izquierda a su izquierda y genera un importante quebranto cuando no se alcanza el umbral mínimo para conseguir representación en los parlamentos. En Ferraz son conscientes de que una OPA hostil no tendría sentido, dado que hay un perfil de votante que no votará nunca al PSOE y que, por tanto, no va a ser receptivo a sus llamamientos, pero ha cambiado la forma de relacionarse con sus socios.

De presentarse en tándem (Sánchez-Díaz) a las generales del 23J a pujar abiertamente por su espacio político. Los socialistas han pasado de dejar a hacer, a una indisimulada campaña de «voto útil» para tratar de capitalizar todos los apoyos que está perdiendo Sumar y evitar que se vayan hacia el espacio morado. Una fuga de voto que se ha reactivado en los últimos meses. De cara a las próximas elecciones, el PSOE está enarbolando un discurso en el que se ofrece como la única alternativa a la amenaza de la «internacional ultraderechista» y que deja desdibujados a sus socios.

La dependencia del PSOE quedó de manifiesto durante el periodo de reflexión de Pedro Sánchez. Los ministros de Sumar y los partidos que lo componen visualizaron un cierre de filas total con el presidente e incluso se manifestaron, ante el riesgo de que decidiera dimitir. Su decisión de quedarse, sin aterrizar propuestas concretas sobre regeneración democrática, les ha dejado al descubierto, por lo que desde hace días se afanan en marcar perfil propio en cuestiones como la tauromaquia o el conflicto entre Israel y Palestina.

De exigir sin éxito que el Consejo de Ministros reconociera esta semana el Estado palestino, cuya negativa ha sido un ejemplo más de su incapacidad, a generar un choque entre las carteras de Derechos Sociales y Exteriores por la carta enviada por Pablo Bustinduy a las empresas españolas con intereses en Israel. En Moncloa encuadran estos movimientos en la necesidad de Sumar de marcar perfil propio, pero no están dispuestos a que sus urgencias electorales comprometan las relaciones con otros países o la hoja de ruta trazada por Sánchez en este conflicto.