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Sánchez descarta una coalición con el PP y se abre a pactos hasta con Podemos
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, defendió la necesidad de acometer «un cambio seguro» en una triple transición: política, social y económica, que dote a España de la seguridad y estabilidad.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, defendió la necesidad de acometer «un cambio seguro» en una triple transición: política, social y económica, que dote a España de la seguridad y estabilidad «que no puede ofrecer el PP, cuyos cimientos sufren la aluminosis de la corrupción; ni tampoco fuerzas extremas, lo que equivaldría a decir que el futuro de España puede sostenerse sobre el vacío», señaló en alusión a Podemos.
El líder del PSOE acudió al ciclo de conferencias «La Razón de» que se celebró en la sede del diario LA RAZÓN. Un acto en el que estuvo respaldado por el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero; la ex ministra de Defensa Carme Chacón; el líder del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara; el ex presidente de Castilla-La Mancha José María Barreda; el líder del PSM, Tomás Gómez; representantes de la Ejecutiva como Antonio Pradas, Manuel de la Rocha o César Luena y compañeros de partido como Trinidad Jiménez, Micaela Navarro, Teresa Cunillera, Rafael Simancas o José Zaragoza, entre otros.
De las autoridades presentes, cabe destacar el magistrado del Supremo Cándido Conde Pumpido, la fiscal de la Secretaría General Técnica de la Fiscalía General del Estado Gabriela Bravo, el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska y el vocal del CGPJ Juan Manuel Fernández, así como el presidente del TSJ de la Rioja, Ignacio Espinosa. También asistieron la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, el dirigente de CiU Josep Sánchez-Llibre y una nutrida representación empresarial entre los que destacaron Francisco Reynés (Abertis), Josep Piqué (OHL) y Eduardo Montes (UNESA). La Iglesia también tuvo protagonismo, a cargo del Padre Ángel.
En su intervención, Sánchez mostró su preocupación por que la política sea concebida como un problema en sí mismo y no como la solución de los que preocupan a la sociedad. Esta quiebra de la confianza se debe, en suma, a que la lacra de la corrupción corrompe el sistema. «Con cada escándalo de corrupción, con cada político bajo sospecha, pierde la democracia en su conjunto», señaló.
El líder del PSOE se comprometió en la «lucha implacable» contra la corrupción para evitar que aparezca, y sancionarla con dureza cuando esto ocurra. «Hay que echar a los políticos corruptos de la política, sí. Pero no basta con sancionar los resultados de la corrupción, debemos blindar la política frente a la corrupción», destacó.
Transición política: medidas contra la corrupción
En este sentido Sánchez promueve una transición política enmarcada en tres ejes: la lucha contra la corrupción, la reforma de los partidos políticos y la reconversión institucional. Para ello, los socialistas proponen una serie de medidas anticorrupción –que registrarán esta semana en el Congreso– y entre las que destacan el endurecimiento del régimen de incompatibilidades, la reforma de la ley de contratación pública, el agravamiento de las penas para los casos de corrupción y que los responsables respondan con su patrimonio. «Que quien la hace la pague y lo pague», destacó.
«Si hablamos de cambiar la política y ser creíbles, debemos empezar por nosotros mismos», señaló el líder socialista. Para ello, propone restringir las donaciones a las formaciones políticas, la descolonización por los partidos de las instituciones y «sustituir la afinidad y la dependencia por el mérito, la capacidad y la independencia de criterio».
Reforma federal de la Constitución
Partiendo de la premisa de que «no necesitamos una nueva Constitución», el secretario general del PSOE defendió su reforma federal como el camino para reafirmar lo conseguido y avanzar hacia el futuro. «Defender la Constitución hoy es defender su reforma. Actualizarla es la mejor manera de preservarla», destacó Sánchez.
La modificación de la Carta Magna que propugna el PSOE se basa en una doble entente. Por un lado, incorporar a la Constitución mecanismos que garanticen el Estado de Bienestar y la protección de Derechos, y por otro lado, reformar la estructura territorial del Estado en un sentido federal. Este segundo objetivo supondría la receta socialista para el desafío soberanista, que en ningún caso busca contentar a los eternos descontentos, los nacionalistas. «Los catalanes y el resto de los españoles no tenemos por qué vivir en trincheras que no hemos elegido. La trinchera independentista de Mas, y la trinchera inmovilista de Rajoy», destacó.
La dirección federal que propugna el PSOE busca además, una clarificación de las competencias, dotar de recursos suficientes a las autonomías para el desempeño de sus funciones, convertir el Senado en una auténtica Cámara territorial y reconocer los hechos diferenciales. «Se trata de conjugar igualdad y legítimas diferencias. El derecho a la diferencia no se puede traducir en diferencia de derechos», señaló.
Transición social: combatir la desigualdad
Aunque Pedro Sánchez reconoció «alegrarse» por los buenos datos macroeconómicos y manifestó su deseo de que la recuperación se consolide, quiso poner el acento en que la derecha «no ha sido buena gestora de la economía» durante estos tres años y ha dibujado un país más «desigualitario y polarizado». Para acabar con esta tendencia, los socialistas proponen una transición social que invierta la carga del sacrificio de las clases trabajadoras a las élites.
Sánchez quiso transmitirles que esta «realidad puede cambiarse» a través de medidas como un rescate financiero a familias y autónomos en situación límite.
Transición económica: reindustrializar España
El líder del PSOE consideró también necesario afrontar, en el ámbito económico, un «salto modernizador similar al que dimos en los años ochenta con gobiernos socialistas». Esta transición económica pasaría por resolver «problemas estructurales» tales como el alto endeudamiento público y privado, la baja competitividad y el paro, la precariedad laboral y la desigualdad. Ante esta problemática la receta socialista se compone de cinco reformas: reindustrializar España, poner en marcha una reforma fiscal alternativa a la del Gobierno, elaborar un nuevo Estatuto de los Trabajadores, democratizar la economía y acometer una reforma energética eficaz. Para Sánchez la verdadera transición económica pasa por hacer realidad una economía inclusiva y meritocrática, «frente al capitalismo de amiguetes, principal fuente de la corrupción». «Mi proyecto para España es el de la economía del talento y el mérito; una economía sin privilegios, sin posiciones blindadas, sin más barreras que la capacidad y el esfuerzo», destacó.
Sobre Podemos
El líder del PSOE aludió en varias ocasiones a la formación de Pablo Iglesias, aunque en ningún momento lo hizo de forma directa. La calificó como «fuerzas extremas» incapaces de aportar contenido al escenario político actual y advirtió sobre los «peligros» que se ciernen por «una frustración generalizada con la política» y de quienes buscan aprovecharse basando su proyecto «en el descrédito del otro y en la desconfianza hacia las instituciones».
Un «cambio seguro»
«Frente a la política de la resignación de unos y a la política de la tabla rasa de otros, los socialistas proponemos un cambio seguro que transforme España desde la izquierda con iniciativas audaces, rigurosas y sensatas», señaló Sánchez. Este «cambio seguro» quiere frenar la resignación «de tasas de paro de dos dígitos, una generación perdida de jóvenes y una generación olvidada de mayores de 45 años, desempleados».
Sánchez propuso dar un paso al frente con las «fortalezas estructurales» con las que cuenta España, y con un PSOE con el empeño de «construir un proyecto de mayorías que responda a la sed de cambio seguro que tiene la sociedad española». El líder del PSOE finalizó su intervención con una declaración de intenciones: «Fuimos, somos y volveremos a ser el gran partido del cambio. Estoy seguro».
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