Política

Gobierno de España

Sánchez emprende un viraje cosmético al centro

El Gobierno buscará aprovechar el «espacio para la moderación» que dejará expedito el «consorcio de la derecha» de PP, Cs y Vox. Moncloa fía la legislatura a la «capacidad de resistencia» del presidente.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de La Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de La Moncloalarazon

El Gobierno buscará aprovechar el «espacio para la moderación» que dejará expedito el «consorcio de la derecha» de PP, Cs y Vox. Moncloa fía la legislatura a la «capacidad de resistencia» del presidente.

«Yo soy el ejemplo de que hay que jugar las partidas hasta el último minuto». Esta frase de Pedro Sánchez en una conversación informal con periodistas durante el Día de la Constitución en el Congreso de los diputados resume el espíritu con que afronta el Gobierno los próximos meses. Tras el varapalo que ha supuesto la amarga victoria en Andalucía, el Ejecutivo se ha visto obligado a replantearse la jugada con las cartas que les han repartido los ciudadanos. Sánchez envidó a grande con la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, un órdago que dependerá de los independentistas, pero ante el que el presidente se guarda un as en la manga: los partidos soberanistas le servirán de coartada para sobrevivir –si apoyan las cuentas– o para disolver –si las bloquean– y marcar distancias con los separatistas de cara a un eventual «superdomingo» en el que concurra en coincidencia con los barones territoriales.

La debacle en Andalucía ha supuesto una nueva mano y aunque, a priori, al PSOE no le den los números está dispuesto a exprimir al máximo sus cartas. En Moncloa dan por perdida la Junta pero consideran que se abre también una oportunidad estratégica muy importante con este menoscabo. En palabras de un ex dirigente de peso: «Se requerirá ''finezza'' para recolocarnos en el tablero». Este nuevo posicionamiento pasa por recuperar la centralidad que se perdió en la moción de censura con la alianza con Unidos Podemos y los independentistas. Sánchez asume que el «consorcio de las derechas» –PP, Ciudadanos y Vox– dejará expedito un «espacio para la moderación» en el centro que espera recorrer el PSOE ante la polarización de una derecha a la que el partido de Santiago Abascal arrastrará a la radicalidad. Ante esta expectativa de crecimiento electoral, Moncloa permitirá que el PP se cobre la pieza de la Junta para cargarse de argumentos de cara a una contienda electoral autonómica, municipal e incluso general. Necesitan que fragüe la alianza de derechas –nada, por tanto, de salir al rescate de Juan Marín (Cs)– para alimentar el discurso del miedo, una herramienta muy eficaz para la movilización de la izquierda, así como de atracción para los sectores más moderados de Ciudadanos y Unidos Podemos que no se ven representados en el actual equilibrio de fuerzas. En el Gobierno no ven repetición electoral en Andalucía ni prevén promover un candidato alternativo a Susana Díaz para mantener la Junta. Dejarán que «Susana caiga por su propio peso, como fruta madura» tras las arduas negociaciones de gobierno sin ningún resultado, a pesar de que la vocación de la presidenta en funciones sea pilotar el partido desde la oposición y mantener su escaño en el Parlamento.

Sin embargo, la estrategia de reconquistar el centro choca de lleno con una futura alianza con los independentistas en clave presupuestaria. Un pacto que daría margen de maniobra a Sánchez en La Moncloa pero que comprometería las expectativas electorales del PSOE. Desde el partido llaman abiertamente a frustrar ese acuerdo de cara al 26 de mayo. «Con esa mochila yo no puedo hacer campaña. En mi tierra me matan», resume gráficamente un diputado. Tampoco ven con buenos ojos la coincidencia entre generales, municipales y autonómicas, una hipótesis que un reputado ex dirigente socialista llama a desechar. «No conviene distorsionar el debate local con cuestiones nacionales», advierte, consciente –no obstante– de que en el contexto actual son indivisibles. Desde las federaciones aprueban un eventual giro de Sánchez al centro, pues desde hace meses advierten que las elecciones se ganan desde este espectro ideológico y no escorándose hacia la izquierda. Sin embargo, asumen que el presidente optará por esta u otra estrategia en función de sus intereses y no mirando tanto los del partido.

El «ave fénix»

En Moncloa, por su parte, fían la continuidad de la legislatura a la «capacidad de resistencia» de Sánchez, al que asimilan a un «ave fénix» capaz de resurgir de sus cenizas. Se vanaglorian, a pesar de los bandazos, de ir superando los obstáculos que se van presentando. «Un día en el Gobierno es un día ganado a la oposición», sostienen incansablemente. Una tesis que aleja, como hiciera el propio Sánchez, la posibilidad de comicios en marzo. Un mes en el que según el presidente su Ejecutivo seguirá «trabajando y gobernando». No queda descartada la convocatoria en mayo, en función de la estrategia que se lleve a cabo con los soberanistas. «Todo gobierno quiere sacar sus cuentas adelante», apunta un dirigente que evita utilizarlas como herramienta estratégica. Lo cierto, no obstante, es que Sánchez necesita hacerse un «cartel electoral» antes de disolver las Cortes y éste pasa por ver aprobadas el abanico de medidas ambiciosas que anunció en su discurso de la moción de censura. Los Presupuestos no frenarán este impulso, ya que iniciativas como la Subida del Salario Mínimo que estará en vigor el 1 de enero, la revalorización de las pensiones, las prestaciones para parados mayores de 52 años, políticas contra la violencia de género o en favor de la dependencia se vehicularán a través de reales decretos que se aprobarán con la connivencia de los independentistas en el Congreso. El horizonte electoral de Moncloa sigue en el otoño de 2019, pero nadie se atreve a desechar mayo ahora que la opción de marzo se ha desvanecido.

Acusa a PP y a Cs de apoyar a «fuerzas antieuropeístas»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, atacó ayer desde el XI Congreso del Partido Socialista Europeo (PES) en Lisboa a PP y Cs. Aunque no puso destinatario a su afirmación, quedó entendido: «No se puede ser pro-europeo y apoyar fuerzas antieuropeistas para gobernar ciertas regiones de nuestro país», aseveró ante las posibilidades abiertas de pactos tras las elecciones andaluzas en las que VOX ha cogido fuerza. Sánchez no se quedó ahí y apeló a una movilización de la sociedad «serena» y «moderada» ante el autoritarismo y el auge de la extrema derecha en Europa. «Es hora de luchar», azuzó a sus simpatizantes, para «defender los derechos de los que saben que la sociedad se sustenta en la política de derechos».