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Sánchez vuela los puentes con Rajoy y busca otras elecciones
Aleja una futura abstención del PSOE y no descarta presentarse como alternativa
Aleja una futura abstención del PSOE y no descarta presentarse como alternativa
No esperó ni diez segundos para anunciar, de forma «clara y directa», que el PSOE votaría en contra de la candidatura de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno. No había dudas, aunque no por esperada la negativa tuvo un impacto menor. Pedro Sánchez exhibió un tono duro e incisivo, al que imprimió un rechazo contundente a la figura del presidente en funciones, quien recibió sus dardos más afilados. Lejos queda el «a día de hoy ‘‘no’’» que abrió un resquicio a la abstención en julio, con su intervención de ayer, el líder socialista hace prácticamente inviable el viraje de su partido hacia esta posición, lo que acerca, irremediablemente, la posibilidad de unas terceras elecciones. No obstante, el discurso de Sánchez no sirvió –como de costumbre–para arrojar luz sobre futuros acontecimientos. El líder del PSOE se postuló como alternativa a Rajoy en lo político y lo programático, pero no lanzó guiño alguno a otras fuerzas para una nueva tentativa de formar Gobierno. Su alocución se dirigió únicamente a desgranar las múltiples razones de su «no» al candidato popular, al tiempo que intentó defender la nula idoneidad de Rajoy para el cargo. Un paso atrás, el del presidente en funciones que muchos en el partido ven ya como la única contrapartida posible para facilitar la abstención.
Sánchez se reivindicó en el sentido de su voto negativo «con total y absoluto convencimiento, por coherencia con nuestro ideario político, por compromiso con nuestros votantes y por el bien de nuestro país», porque –en opinión del secretario general socialista– «España necesita con urgencia un gobierno, no un mal gobierno». «España necesita un gobierno, sí, por eso votaremos en contra a la continuidad de su desgobierno», se reafirmó. El líder socialista también intentó en varias ocasiones despachar la presión que los populares le trasladan, señalando que el único responsable de la «crónica de una derrota anunciada» es el propio Rajoy, pues «ni siquiera ha intentado repetir» el pacto que hizo a Ana Pastor presidenta del Congreso. Este argumento, el de la formación de la Mesa, es el que permite sostener al PSOE que la dualidad «Rajoy o terceras elecciones» es una falacia y que si el candidato popular se empleara a fondo lograría los 179 votos que le permitieron gozar de mayoría en este órgano de la Cámara.
Como estaba previsto, y se informó por parte de su equipo, Sánchez rescató algunos fragmentos del discurso que Rajoy le dedicó en marzo, dejando ver que la situación que se vivió entonces –en su investidura fallida– se reproduce también ahora, a pesar de que en aquel momento el candidato popular le ridiculizara por llevar al Congreso un acuerdo insuficiente y escenificar una «farsa». Aunque no recurrió a descalificaciones, el líder socialista fue especialmente duro con el presidente en funciones, a quien acusó de chantajista, de «no ser de fiar» y sobre el que sembró la duda de su continuidad, al considerar que «los causantes de los problemas no pueden exigir ser los mismos que los resuelven con las mismas recetas. No podemos esperar de ellos un cambio de conducta». «Usted sólo es el continuador de su obra», le espetó. Sánchez requirió la presencia de «nuevos actores» y se felicitó porque «por fortuna para la política española hay vida más allá del señor Rajoy».
Sánchez también hizo un minucioso repaso por la gestión del Gobierno, resumiéndolo con la palabra «recortes» y recordándole los escándalos de corrupción. En este punto el líder del PSOE se atrevió a enumerar los delitos que se le imputan al partido. «Son todo el Código Penal», dijo. «Su comportamiento reciente y lejano, su uso y abuso de las instituciones, sus mentiras y su no asunción de responsabilidades políticas ante los casos de corrupción avalan nuestra absoluta desconfianza en usted y, por ello, le decimos “no”». En esa negativa, el PSOE incluye algunos «síes» que Sánchez desgranó como alternativa ideológica y de Gobierno. «Nadie puede pedirnos que apoyemos aquellos que aspiramos a cambiar», destacó. Por ello, el líder socialista entiende que apoyar la investidura de Rajoy es una «mal entendida responsabilidad de Estado», azuzada por un PP que, en su opinión, lo único que quiere es «gobernar sin oposición» y tratar de «satelizar el PSOE». «Pretende ser investido mezclando agua y aceite», zanjó.
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