Cataluña
Sánchez quiere gobernar en solitario con pactos puntuales
Buscará apoyos «sobre programas» y pide evitar el bloqueo por su «legitimidad» como fuerza más votada y dar «un horizonte de certidumbre» a España.
Buscará apoyos «sobre programas» y pide evitar el bloqueo por su «legitimidad» como fuerza más votada y dar «un horizonte de certidumbre» a España.
La victoria del PSOE no es suficiente en sí misma. Pedro Sánchez necesitará aliados para revalidar el Gobierno, pero no está dispuesto a que estos apoyos se traduzcan en carteras en el Consejo de Ministros. Aunque durante la campaña electoral varios ministros e incluso el presidente del Gobierno coquetearon con la idea de un ejecutivo de coalición con Unidos Podemos –como fórmula para dotar de estabilidad a la legislatura–, lo cierto es que una vez escrutados los votos, se impone la tesis de intentar gobernar en solitario. No es otra vía que la que ya explicitara el partido de forma previa a las elecciones: un Gobierno de corte progresista con independientes de reconocido prestigio. Además, Sánchez no aspira a una remodelación importante respecto al Gabinete con el que ha gobernado estos diez meses. «Si acaso movimientos puntuales», destacan fuentes de su entorno.
El plan del presidente no es otro que mantener la hoja de ruta que había trazado hasta ahora. Gobernar en solitario con acuerdos puntuales. «Tenemos mucha experiencia en pactos sin coalición», apuntan. En Moncloa creen que si han podido hacerlo con 84 diputados, nada se lo impedirá con 38 más. Los 123 escaños que ha conseguido el PSOE colocan al partido en una posición privilegiada de «legitimidad» para ser el «partido que intente formar gobierno». «Es nuestra obligación y responsabilidad», señaló ayer el secretario de Organización y Ministro de Fomento, José Luis Ábalos. En este sentido, desde la sede federal se preguntan si quienes defendían en otro tiempo que gobernase la lista más votada, «van a respetar ahora el mandato de las urnas». Ábalos deslizó un reproche, señalando que los socialistas «no van a maniobrar ni presionar» para que estos partidos se abstengan como hicieron con el PSOE. No obstante, se hace un llamamiento a que se favorezca la gobernabilidad y la estabilidad, porque «España no puede seguir quemando una legislatura al año. Necesitamos un horizonte de certidumbre. Los españoles quieren que nos entendamos», destacó el secretario de Organización.
Sin embargo, este entendimiento no se espera en el corto plazo. Desde Ferraz imponen calma a los tiempos para tomar decisiones y empezar a testar el nivel de apoyos que pueden tener en el Parlamento de cara a una futura investidura. «No hay que caer en la desesperación», apuntan, al tiempo que adelantan que «administrarán con tranquilidad» los resultados que han obtenido. No se esperan, por tanto, movimientos hasta después de las elecciones municipales y autonómicas que tendrán lugar el próximo 26 de mayo. Antes de esta fecha, no obstante, sí se tendrá que avanzar en la configuración de las mesas del Congreso y el Senado, las encargadas de gestionar la labor parlamentaria. La minoría que perjudicó a los socialistas en la anterior legislatura anticipa que, esta vez, buscarán un equilibrio que les beneficie en este órgano, con un presidente socialista al frente del mismo. «Se generarán espacios de representación sin posturas excluyentes», señaló Ábalos.
Especial relevancia tiene en este asunto la relación con Pablo Iglesias y con Albert Rivera. En Ferraz reconocen que «tomaron nota» de la pretensión del líder morado de entrar en el Gobierno, aunque no le dieron respuesta y critican la postura del presidente de Ciudadanos, que «aspira a sobrevivir políticamente porque no ha conseguido sus objetivos políticos». En el PSOE dicen tomar nota del sentir de una militancia y unos votantes que pidieron no pactar con Rivera a gritos en la noche electoral, porque sería «patético» planteárselo. Ábalos también desveló que Rivera ni siquiera llamó para felicitarles.
«Impulso» al diálogo con Torra
Otra de las cuestiones por dilucidar con el mantenimiento de Sánchez en La Moncloa es cómo se articulará la relación con los independentistas que se fracturó abruptamente para forzar el anticipo electoral. Los partidos soberanistas serán imprescindibles para que el presidente del Gobierno revalide esta condición en una investidura en segunda vuelta, cuando solo se necesitan más votos a favor que en contra. En este escenario, la abstención de los 15 diputados de ERC sería decisiva. Sin querer ligar este apoyo a la relación entre el Estado y la Generalitat, Ábalos anticipó ayer que se «retomará con más impulso las cosas donde se dejaron», en alusión al diálogo con Quim Torra. Para los socialistas, su resultado en Cataluña –donde suben cinco escaños y son segundos– ratifica el éxito de su operación distensión y que en «política territorial, los españoles prefieren tender puentes a volarlos».
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