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Sánchez veta comparecer con Iglesias
El líder del PSOE rechaza la petición de Podemos de dar una rueda de prensa conjunta tras su reunión de esta mañana. El socialista propondrá cambiar el «gobierno a la valenciana» por un tripartito con Ciudadanos

54 días. Este es el tiempo que han necesitado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para volverse a reunir cara a cara. Lo espaciado de las fechas es un fiel reflejo de lo alejadas que se mantienen a día de hoy las posiciones de dos partidos que, a pesar de comulgar en la izquierda ideológica, tienen visiones contrapuestas de cómo poner a funcionar España. Por ello, a priori, no se espera que del desayuno que compartirán ambos líderes esta mañana salga ningún avance importante que favorezca la gobernabilidad. Este nuevo formato del desayuno nace a petición de la formación de Pablo Iglesias, que proponía un espacio neutral y distendido en el que retomar el diálogo de forma pausada, sin las prisas y tensiones que llevan aparejadas este tipo de convocatorias. El PSOE aceptó gustoso el ofrecimiento, consciente de que se brindaba el ambiente propicio para sondear de primera mano la voluntad real de llegar a un acuerdo por parte de la formación morada, una voluntad que han visto negada hasta ahora. Sin embargo, tal como ha podido saber LA RAZÓN, Podemos también propuso a Sánchez la posibilidad de –con carácter posterior a la reunión– realizar una comparecencia conjunta de ambos dirigentes, un supuesto que los socialistas rechazaron de pleno. En Ferraz no interesa escenificar un acercamiento de ese calado tras un encuentro de cuyo éxito ni siquiera están seguros.
La negativa a propiciar la comparecencia Sánchez-Iglesias contrasta con la pretendida escenificación de unidad con Rivera, con quien el líder del PSOE procura reunirse con carácter previo a cada síntoma de acercamiento que registra hacia Podemos. La decisión de excluir a Ciudadanos de los contactos con las formaciones de izquierda ha abierto una brecha entre ambos socios, pues desde la formación naranja ven peligrar su alianza si a Sánchez le impide explorar la vía de la izquierda. No obstante, en los planes del líder socialista no está prescindir del aval de Rivera, ya que sus 40 diputados le permiten ostentar una situación de superioridad –en términos de apoyos– respecto al Partido Popular que no le interesa perder en el fragor de las negociaciones.
En la oferta que Sánchez propondrá hoy a Iglesias está –como ya adelantó LA RAZÓN y confirmó ayer el propio secretario general en una entrevista en la Cadena Ser– la posibilidad de incorporar a su Gobierno «independientes» de prestigio de Podemos y Ciudadanos. De la formación morada, Ferraz vería con buenos ojos al ex Jemad Julio Rodríguez y a la jueza Victoria Rosell, fichajes que Podemos estaría dispuesto a favorecer. Sin embargo, la formación de Iglesias no transige con compartir Consejo de Ministros con Ciudadanos, tampoco así Rivera con los morados, por lo que los vetos mutuos de las muletas de gobierno prometen volver a interponerse en las quimeras presidencialistas de Sánchez.
Iglesias propone un gobierno de coalición, siguiendo la fórmula valenciana –donde PSOE y Compromís comparten ejecutivo auspiciado por Podemos– y se muestra ya más flexible en cuanto a las carteras, consciente del precio que ha pagado ante el electorado por su visión excesivamente ambiciosa en los primeros compases de las negociaciones. Sin embargo, los socialistas no confían en Podemos como para articular un ejecutivo bicolor y prefieren incorporar a personas de valía propia y no vinculadas a la estructura del partido emergente. Por su parte, la idea de un gobierno transversal que defiende el PSOE choca con la exigencia de Iglesias de eliminar de la ecuación a Ciudadanos, cuyo pacto firmado con los socialistas es la base de cualquier negociación que Sánchez quiera impulsar con los morados.
Para forzar la salida de C’s, Iglesias llevará a la reunión hoy una agenda económica y social que casa con las convicciones que el PSOE se dejó por el camino en su alianza con Rivera. Supondrá un importante desafío, una forma de obligar a los socialistas a retratarse entre la esencia socialdemócrata que palpita en su seno y las cesiones que hicieron para alcanzar un acuerdo de amplio espectro con una formación de centro derecha. Asuntos como el mantenimiento de la «ley mordaza» y la reforma laboral, el exiguo aumento del salario mínimo o el complemento salarial representan medidas que no son «compatibles» con la organización liderada por Iglesias, y así se lo hará a saber al secretario general socialista. El encuentro, aunque esperado, está abocado nuevamente al fracaso.
- Gobierno transversal
El PSOE quiere incluir en su Ejecutivo a «independientes» de Podemos y de Ciudadanos.
- Pacto con C’s
Sánchez no está dispuesto a renunciar a su pacto con Rivera, pues le otorga una posición de fuerza al poseer 140 apoyos.
- No soberanistas
El líder del PSOE rechazará cualquier opción que le proponga Iglesias que pase por depender de los independentistas.
- Gobierno «a la valenciana»
Iglesias quiere un Ejecutivo de coalición con un reparto equitativo de ministerios.
- Salida de C’s
Podemos se reconoce «incompatible» con Ciudadanos y exige su salida de la ecuación para pactar con el PSOE.
- Agenda social
Llevarán una ambiciosa agenda social y económica, con las principales cesiones del PSOE a C’s, para que se retraten.
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