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Sánchez vuelca a la izquierda la campaña de las elecciones europeas

Confía en un esfuerzo de movilización y apela al «voto útil», en detrimento de Sumar, como única alternativa a la ultraderecha

GRAFCAT4753. BARCELONA (ESPAÑA), 24/05/2024.- -El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez interviene en la clausura de la trigésimo novena edición de las Jornadas del Cercle d'Economía que celebradas en Barcelona. EFE/ Quique García
Pedro Sánchez clausura las jornadas del Cercle d'Economía.Quique GarcíaAgencia EFE

E l PSOE ha ido superando con éxito –nulo en Galicia, moderado en el País Vasco y absoluto en Cataluña–, las primeras etapas de la carrera electoral del primer semestre del año. Una carrera que culminará con los comicios europeos. Todos los resultados le son imputables en mayor o menor medida a Pedro Sánchez, al tratarse de plazas clave en su política de alianzas estatal –BNG, PNV, EH Bildu, Junts y ERC son socios del Gobierno–, pero los del próximo 9 de junio se leerán en clave de reválida a su gestión durante estos meses. Desde el PP han planteado las elecciones como una suerte de plebiscito al presidente y, aunque ya rebajan expectativas porque PSOE y Vox aguantan mejor de lo esperado, lo cierto es que Sánchez ha comprado el marco y está dispuesto a emplearse a fondo en esta contienda.

La estrategia de los socialistas tiene una ambición limitada y consiste en replicar las recetas que se demostraron exitosas el 23J, cuando decidieron no apostar por ampliar su espacio electoral, hacia el centro, sino por consolidarse en el espectro progresista. De este modo, el PSOE volcará su campaña hacia la izquierda para tratar de movilizar a un electorado que suele desentenderse de las elecciones europeas, que no percibe tan decisivas ni pegadas a su realidad como las generales. En ello reside que el núcleo de la campaña sea proyectar la importancia de estos comicios para frenar a la «internacional ultraderechista» que avanza en Europa, con tentáculos en España, y que puede alzarse a la tercera fuerza en el Parlamento, marcando el debate y la orientación de la derecha tradicional. Decisiones como la escalada del conflicto diplomático con Argentina, con Javier Milei como antagonista, o el reconocimiento del Estado palestino van en la línea de espolear al votante más ideologizado.

Esta fue ya una apuesta ganadora el pasado mes de julio, cuando Sánchez logró atraer voto joven y femenino alertados por los retrocesos en derechos que podría suponer el advenimiento de un gobierno con influencia de Vox. Un viraje a la izquierda que se complementará con el perfil moderado de la candidata Teresa Ribera. Los socialistas hacen una encendida llamada al «voto útil», lo que tiene un efecto directo en detrimento de las opciones electorales de su socio de coalición Sumar que, además, libra su propia batalla por su espacio con Podemos y la candidatura de la exministra de Igualdad Irene Montero. Pese a que adelgazar en exceso a la formación de Yolanda Díaz puede suponer una condena en el medio plazo para volver a revalidar el Gobierno, en el corto plazo sí permite una victoria inmediata para estar en condiciones de pelear en pie de igualdad con el PP. Por ello, y con una candidata como la vicepresidenta Teresa Ribera se prevé que haya un marcado acento ecologista en el relato de campaña, capaz de atraer a un electorado más transversal.

En Ferraz aseguran haber recortado distancias con el PP y fían todas sus posibilidades a las próximas dos semanas. «Las campañas nos sientan bien, no como a Feijóo», señalan. En esta ocasión creen que homologar a Giorgia Meloni con una extrema derecha asumible les permitirá afianzar su discurso de que PP y Vox son una alianza indisoluble y una amenaza que, si bien se logró sortear en España, ahora puede saltar a Europa.

No cabe duda de que la amnistía será uno de los ejes de campaña de estas elecciones. Un eje impuesto desde la oposición. Lo que en otras condiciones hubiera sido un trágala para el PSOE, que todavía tiene un ejercicio de pedagogía pendiente con su electorado, se enfrenta ahora en mejores condiciones después de la rotunda victoria en Cataluña. Sánchez y Ribera enarbolarán el 12M como un ejercicio de autodefensa frente a quienes critican el perdón a los independentistas, exhibiendo el efecto antiinflamatorio que sus políticas han tenido en la región y el aval que han recibido en las urnas. En todo caso, estás elecciones servirán para testar si lo que funciona en Cataluña lo hace también en el resto de España y si ese respaldo mayoritario no flaquea cuando se hace extensivo al resto del territorio.