Opinión

Ya no son los de antes, son los que hay que ser

"El gran problema es que proporcionalmente no sufrieron lo que se merecían, pero han vendido bien el lote victimista"

BILBAO, 18/11/2023.- El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegui (c) junto a la portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua (i), entre otros, participan en la manifestación que miles de personas han llevado a cabo este sábado en Bilbao bajo el lema "Nazioa gara" (somos una nación). EFE/Miguel Toña
Manifestación de EH Bildu bajo el lema "Nazioa gara" (somos una nación)Miguel TonaAgencia EFE

Arnaldo Otegi se ha grabado un vídeo con Oriol Junqueras anunciando la convocatoria de la manifestación de EH Bildu y su tropa que ayer tuvo lugar en Bilbao con objeto de reivindicar «que Euskal Herria es una nación». Otegi dice, entre otras cosas, que somos (los vascos, supongo) «una nación con memoria», por lo que van a aprovechar para recordar a Palestina y a dos militantes suyos que fueron asesinados. Y que «somos una nación profundamente antifascista». Le ha faltado añadir socialista, ecologista, animalista y feminista. La manifestación pretende «contrarrestar la concentración de fascistas» que ese mismo día, ayer, se celebró en Madrid. Para terminar, resume: «porque lo que queremos es una vida de colores y de felicidad para la gente». Vida de colores y felicidad.

Nos manejamos entre la charlatanería, que ya sabemos lo que significa, el bullshit (engañar de forma disimulada) y la posverdad (mentira emotiva que implica la distorsión deliberada de una realidad), mientras nos comemos unos huevos fritos ojeando las facturas pendientes.

La mentira inunda nuestro mundo y lo notamos, de manera más sensible, en nuestro entorno nacional, que va progresando aceleradamente, elevando su empleo a categoría de arte.

El día de la investidura, Merche Aizpurúa decía en el Congreso de los Diputados: «celebro la importancia de este momento en el que se abre una nueva legislatura y una nueva fase histórica hacia un modelo de democracia avanzada que respete todos los sentimientos y aspiraciones nacionales». Esto es estrictamente bullshit. Da lo mismo que lo de «otra nueva fase histórica» se sume a otras miles de ocasiones en que han anunciado algo tan disruptivo, da igual que no se concrete ninguna de las generalizaciones que pronuncian tan alegremente («todos» los sentimientos) porque, en realidad, tienden a la concreción cero. Ésta es la basura que se les ha permitido lanzar desde las instituciones, pero en este momento, desde una situación de éxito. ¿Quién puede negar que no tiene mérito que a una tropa que estaba, hasta hace unos pocos años, dedicada a diseñar todo tipo de estrategias para asesinar selectivamente (dicen ellos) a ciudadanos inocentes en su intento de doblegar a su odiada España, se le escuche en silencio en la más alta institución de su despreciable enemigo?

Es una situación absolutamente improbable para la ficción literaria o cinematográfica. La vida, que es así de extraña. Tienen suerte estos hijos de la tierra vasca. Torturaron a diez de los suyos y lo multiplican por mil (quizás me quedo corto). Mataron, secuestraron y amenazaron durante 50 años y hacen como que no va con ellos. Inventaron la posverdad, es así. Nuestro gran problema es que no sufrieron proporcionalmente a lo que dicen, ni proporcionalmente a lo que hicieron, ni a lo que se merecían, pero han vendido bien el lote victimista al completo y el principal comprador resulta que es ¡el Gobierno de nuestra nación! Poca risa.

Llevan el viento a favor, aunque sus mensajes son un ejercicio incomparable de reensamblaje de palabrería hueca con amenazas, incluso a quienes les ponen las alfombras rojas y les enchufan los micrófonos para que digan cosas como «aún falta por llegar la verdadera democracia», justo a lo que ellos están ayudando. Es el partido del Gobierno el que, terapia miserable mediante, ha borrado de su historia personal su asistencia a los dolorosos funerales de compañeros de partido, ilustres personas, valientes y luchadoras, excelentísimas y dignas, que fueron aniquiladas por el proyecto ETA. Aquellos asesinados, son claramente gigantes comparados con estos militantes con cargo lucrativo que, con pocos estudios pero menos sentido de las cosas de la buena política, han transmutado en muermos insensibles mirando sus móviles para saber qué decir cada mañana.

La charlatanería ha sido, es y será, la marca de los miserables.

Al parecer España, la franquista, eterna malvada para los nacionalistas, purga sus culpas con una barra libre inmensa, descomunal, pero que, lo sepa o no quiera saberlo, nunca será suficiente.

«El mal lo sabe todo acerca del bien, pero el bien no sabe nada sobre el mal», dijo Kafka. Y deberíamos ir sabiendo.

De momento, ayer se manifestó en paz el mundo abertzale por Bilbao. Tranquilamente, no como los fachas en Madrid, vaya diferencia. Ya no son como antes, no son los de antes. De hecho, los de antes ya no existen. Son lo que hay que ser, charlatanes maquiavélicos con un público mayoritariamente de conejos.

Se manifestaron masivamente por Bilbao los que ya desfilaron por la Gran Vía de Bilbao hace unas semanas a favor de Hamas, que son los mismos que se manifiestan cíclicamente por los presos asesinos de la banda terrorista que también se han manifestado hace una semana en contra de la «persecución del euskera» por parte de los jueces. Sumas todas sus reivindicaciones y verás lo que sale: mentiras consentidas.

Iñaki Arteta Orbea es director de cine, guionista y fotógrafo, autor del libro «Historia de un vasco»