Junta de Andalucía
Susana Díaz no cambia
Ante el fin del régimen coloca de nuevo en la Mesa del Parlamento a Verónica Pérez y esperará en la oposición a los resultados electorales de las municipales de mayo mientras se erige en bastión de contención de la «extrema derecha»
Ante el fin del régimen coloca de nuevo en la Mesa del Parlamento a Verónica Pérez y esperará en la oposición a los resultados electorales de las municipales de mayo mientras se erige en bastión de contención de la «extrema derecha».
El PSOE andaluz asiste atónito a la pérdida de poder en la Junta entre la incredulidad y la búsqueda de un discurso que le permita rearmarse fuera del Gobierno. En eso está Susana Díaz, que, por el momento, no tiene ninguna intención de abandonar el Parlamento regional y asegura que liderará la oposición.
El relato para justificar que nada va a cambiar en el PSOE andaluz ya está escrito. Lo primero es que la pérdida del poder en la Junta se debe a la irrupción de Vox, un partido que no es un fenómeno exclusivo de Andalucía y que va a condicionar el próximo ciclo electoral. Por eso, ahora lo que toca es «combatir» a una formación que consideran de «extrema derecha» y defender los logros alcanzados durante el proceso autonómico. Como el acuerdo del Partido Popular y Ciudadanos necesita de los votos de Vox –el «pacto de la vergüenza» repiten al unísono desde el entorno de la presidenta en funciones–, el PSOE espera que la «inestabilidad» acabe de nuevo situándolos de nuevo en el centro del escenario político.
Díaz adelantó las elecciones autonómicas porque consideraba que era lo más apropiado para sus intereses electorales pero no calibró bien que un nuevo actor político iba a sacudir el panorama electoral. En 2015 le salió perfecto: la ruptura del acuerdo de Gobierno con IU pilló aún en fase de crecimiento a Podemos y Ciudadanos. En esta ocasión, la moneda ha salido cruz. En 2015, Díaz necesitaba ganar unas elecciones autonómicas para preparar su asalto a la secretaría general del PSOE Federal. Todo estaba minuciosamente planificado, pero su derrota en las primarias ante Pedro Sánchez en mayo de 2017 y el revés con la pérdida del Gobierno andaluz hace que lo que se plantee ahora, a las puertas de 2019, sea su supervivencia política.
Precisamente en 2019 hay una fecha clave en el calendario: las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Los resultados del PSOE andaluz constituirán una nueva prueba de fuego para Díaz. Es uno de los factores que aconsejan cierta prudencia a los críticos. Las perspectivas electorales no son buenas y un segundo varapalo redoblaría la presión para que hubiera una renovación dentro del partido.
El PSOE gobierna en cuatro de las ocho capitales andaluzas y en seis diputaciones provinciales. La pérdida de poder municipal unida a la debacle autonómica redoblaría la presión desde Ferraz para que existiera un cambio en el liderazgo de los socialistas. La cuestión no es sencilla porque no hay nadie dentro del grupo parlamentario socialista andaluz con capacidad de liderar una alternativa. De ello precisamente se encargó Susana Díaz durante el proceso de elaboración de las listas autonómicas a estas elecciones. Los elegidos para los puestos de salida han sido afines a la dirección regional y no a la federal; y los consejeros presentes en su Gobierno, fueran o no afiliados al partido. El resultado es conocido: 33 diputados fieles pero insuficientes para conformar una mayoría.
Aún así, Díaz asiste estos días a un cambio histórico como si nada hubiera pasado. La sesión de constitución de la XI Legislatura en el Parlamento andaluz fue un claro ejemplo. El PSOE colocó de nuevo en la Mesa de la Cámara a las diputadas Teresa Jiménez y Verónica Pérez, la secretaria provincial del PSOE de Sevilla, persona afín a la presidenta en funciones de la Junta y que será recordada siempre por proclamarse como la «máxima autoridad del PSOE» cuando se inició el proceso para expulsar a Sánchez de la secretaría general. También Mario Jiménez, entonces portavoz de la gestora, sigue siendo el portavoz del Grupo en el PSOE andaluz.
Como presidenta en funciones, Díaz mantiene su agenda al mínimo pero no renuncia a sus actos habituales y el domingo 30 de diciembre ofrecerá su último discurso de Fin de Año. Eso sí, en lugar de su periplo por los capitales andaluzas de otros años
–Granada en 2014; Doñana en 2016 y Córdoba en 2017–, esta última alocución la hará desde el Palacio de San Telmo, en Sevilla, sede de la Presidencia del Gobierno andaluz. La despedida la hará desde «casa».
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