Parlament de Cataluña
Torra confirma más «procés»
Torra defiende una República también para España y pide «autocrítica» a todos
El candidato a presidir la Generalitat, Quim Torra ha prometido recuperar 16 leyes aprobadas por el Parlament que recurrió el Gobierno central y suspendió el Tribunal Constitucional.
La estabilidad y la normalidad política no parece que vayan a regresar de inmediato a Cataluña. A pesar de que la investidura de Quim Torra permitiera ayer poner oficialmente fin al bloqueo político tras casi media año, los planes del nuevo president pasan por seguir prolongando la capacidad de decisión de Carles Puigdemont en la política catalana y por mantener la confrontación con el Estado. En un discurso de casi una hora en el que desgranó su programa de Govern, Torra anunció más «procés», aunque con un acento menos rupturista que en la legislatura anterior y con una tímida autocrítica sobre los errores cometidos por el separatismo durante los últimos años.
El flamante president, que obtuvo 66 votos a favor de JxCat y ERC y cuatro asbtenciones de la CUP, lo que le bastó para ser investido, arrancó su alocución como lo hizo el pasado sábado en el primer debate, recordando que el presidente de la Generalitat sigue siendo Puigdemont. Una sombra que no parece dispuesto a despojarse y apunta a que va a perpetuarse a lo largo de su mandato. La primera muestra de ello tendrá lugar hoy, ya que Torra viajará a Berlín para mantener un encuentro con su antecesor en el cargo y así concretar las primeras decisiones que va a tomar como president y acabar de diseñar la composición del nuevo Govern. Otra señal de este escenario de constante interlocución con Puigdemont es el peso que va a otorgar al Espacio Libre de Bruselas –una suerte de Generalitat paralela que regentarán los fugados de la justicia–, que ayer equiparó a instituciones catalanas como el Govern o el Parlament como vías para avanzar en la construcción republicana y el proceso constituyente.
Mientras Torra acaparaba todos los focos en el Parlament, Puigdemont maniobró para obtener también su cuota de protagonismo en la jornada. El ex president consiguió que durante la retransmisión de TV3 del Pleno, también se produjeran conexiones en directo con Berlín para que los catalanes pudieran visionar cómo estaba siguiendo la intervención de Torra. Asimismo, Puigdemont también le quiso marcar de cerca con una llamada telefónica previa a su alocución y un mensaje a través de las redes sociales posterior: «Gracias Quim Torra por la serenidad, el rigor, el compromiso y la dignidad con que has elaborado tu discurso».
Más de allá de este sometimiento a Puigdemont, aderezado por las palabras de la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie, que reclamó aprovechar cualquier ventana de oportunidad para investir al ex president, Torra entonó un discurso enfocado a plantear en qué consistirá la nueva fase del «procés» y a tratar de atemperar a la CUP, que amenaza con torpedear la legislatura. El nuevo president no quiso en ningún momento comprometerse a acatar el marco legal –a ello le interpeló el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y él se limitó a responder que obedecerá al Parlament– y anunció un órdago al Estado con su voluntad de restablecer las 16 leyes que Cataluña tiene suspendidas por el Tribunal Constitucional. En cambio, a este respecto no quiso especificar cómo pretende ponerlas en vigor, si aprobándolas nuevamente o desacatando las advertencias del Alto Tribunal. En clave rupturista, volvió a insistir en que será leal al mandato del referéndum ilegal del 1 de octubre y centrará parte de sus esfuerzos en la construcción de la República, aunque no detalló qué grado de implicación tendrían las instituciones catalanas en ello, y todo hace pensar que quedará en manos del Espacio Libre de Bruselas y la ciudadanía para evitar correr más riesgos judiciales. En esta legislatura, por tanto, se espera más gesticulación que desafío.
Esta batería de propuestas independentistas no convencieron a la CUP, que sigue viéndolas poco ambiciosas y muy autonomistas. Los anticapitalistas, que decidieron el domingo que finalmente se abstendrían en la votación de ayer a pesar de su desagrado, argumentaron que permiten la investidura de Torra como respuesta a «la excepcionalidad represiva» del Estado. Según explicó el líder de la formación antisistema, Carles Riera, pasarán a la oposición para proponer políticas republicanas y contribuyen a poner en marcha un Govern porque supondrá también «crear un terreno de lucha política contra el Estado y el autonomismo» y posibilitar que el independentismo se pueda «reorganizar y reforzar» dentro y fuera de las instituciones para materializar la independencia.
Asimismo, los tuits y artículos con tono xenófobo en contra de España destapados en los últimos días de Torra volvieron a tomar protagonismo en el debate parlamentario. Y ayer no solo fue la oposición, sino ERC y la CUP. El presidente del grupo parlamentario de Esquerra, Sergi Sabrià, arrancó su intervención saludando en siete idiomas y reivindicando la diversidad de Cataluña. Sabrià, que celebró la investidura porque permite poner fin a la parálisis en Cataluña, reclamó a partir de ahora poner énfasis en los catalanes no independentistas para convencerles de que la República es «la herramienta para hacer una sociedad más justa» y, así, ensanchar la base social. Por su parte, la CUP también reprendió veladamente los mensajes de Torra y aseguró que la «República fundada el 1-O» será «democrática, antirracista, antifascista y no identitaria. Ante este escenario y los textos que han seguido apareciendo, al nuevo president no le quedó otra que repetir sus disculpas en sede parlamentaria y mostrar su arrepentimiento: «De ningún modo mi intención era ofender».
Finalmente, se espera que tome posesión del cargo a partir del miércoles. La primera incógnita será saber si ocupará el despacho de president de la Generalitat.
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