Unió se reivindica dentro de CiU

Pensando en un verso de Rafael Alberti, aquel que dice que «las palabras abren puertas sobre el mar», Unió Democràtica de Catalunya (UDC) llamó ayer a sus socios de Convergència y al resto de partidos a dialogar, una vez enterrada la batalla de la campaña electoral, para garantizar la gobernabilidad. Josep Antoni Duran Lleida se desmarcó de sus socios nacionalistas para reivindicarse como garante del diálogo entre las fuerzas políticas, cualidad que los ciudadanos valoran del democristiano en las encuestas. En el Consell Nacional de Unió, que se reunió con carácter extraordinario para analizar los resultados electorales y los posibles acuerdos de CiU con otras fuerzas políticas, Ramon Espadaler, en calidad de presidente del consejo, interpretó que los ciudadanos, a través de las urnas, han trasladado a los partidos que dialoguen. Y dialogar, como dice la RAE, es «discutir en busca de avenencia», esto es que CiU hable con ERC, con el PSC y también con el PP, porque pese a que en campaña, se dijeran de todo menos guapo y no vayan a gobernar juntos, es la cuarta fuerza política, a sólo dos escaños de ERC. Después de cerrar filas con Artur Mas en su apuesta por avanzar elecciones, Unió presentó un informe de gestión de marcado perfil propio respecto a CDC en el que aboga por «rehacer los puentes» con el PP. Duran, que el lunes acompañó a Mas en su primera comparecencia tras el batacazo electoral de CiU, ha esperado una semana para sacar pecho. En su carta web semanal, cuestionó la lectura que CiU hizo de la marcha independentista, en el sentido de que, entre el millón y medio, podía haber gente que quería expresar su cansancio respecto al trato que España da a Cataluña, pero sin desear la ruptura. En el Consell Nacional, Duran fue más allá al admitir que CiU ha dejado «huérfanos» a «centenares de miles de catalanistas no indepedentistas». Tras lamentar el giro soberanista que CiU hizo después de la marcha independentista, aseguró que Unió se hará cargo de estos «huérfanos» porque no va a dejarse arrastrar más «hacia la división». Como prueba, llamó a Mas a no casarse con ERC antes de dialogar con el resto. Duran defiende que no hay prisa para convocar la consulta. Pero Oriol Junqueras, presidente de ERC, apremia. Ayer avisó de que el pacto con CiU será de dos años como máximo.