-¿Cómo es la vida en La Moncloa? ¿Es cómoda?

-Bastante. El sitio es precioso, mi familia está bien y la gente que trabaja aquí es muy amable. No es mi casa, pero es un sitio muy agradable.

-¿Qué es lo que más echa en falta?

-Las cosas normales que se dejan de hacer por falta de tiempo o por no generar más incomodidad a terceras personas.

-¿Qué ha conseguido mantener de su vida anterior fuera de Palacio?

-Casi todo. Sigo teniendo contacto con mis amigos de toda la vida. Además, las cuatro campañas me han permitido mantener un contacto muy estrecho con el partido.

-¿Sigue ayudando a sus hijos en las tareas?

-A diario no tenemos mucho tiempo y prefiero dedicarlo a charlar con ellos. Además, cuando yo llego a casa normalmente han terminado sus deberes. El fin de semana, cuando dispongo de él, es otra cosa.

-¿Mantiene su hábito de hacer ejercicio?

-Diariamente, a las siete de la mañana. Lo recomiendo a todo el mundo porque ayuda a mantener el equilibrio.

-¿De estudiar inglés?

-También, casi siempre acabo dando clase el fin de semana.

-¿Qué le sirve para mantener el contacto con el exterior, con la calle?

-Quien más me ayuda a mantener ese contacto es Viri, también mis hijos, mis hermanos, mis sobrinos... Además, tengo la suerte de mantener a mis amigos de siempre e intento hablar con toda la gente que puedo.

-¿Se ha sentido solo en algunos momentos en este año?

-No más que en otros momentos de mi vida. La diferencia no es la soledad, sino la responsabilidad. Y cuando hay que tomar determinadas decisiones uno está solo. Pero eso tampoco es nuevo, les ha pasado a todos los que me han precedido.

-¿A qué hora habitualmente cierra su despacho y deja de trabajar?

-Hay que trabajar con método. Mi jornada habitual es de ocho y media de la mañana a nueve de la noche. Y aunque ya no esté en el despacho, el teléfono está siempre abierto.

-¿La Moncloa es una casa para no más de ocho años?

-La Moncloa es un sitio muy bonito en el que uno está de paso.

-¿El coche oficial da más de lo que quita?

-El coche oficial ahorra tiempo, pero quita libertad.

-Este año, en las vacaciones de Navidad, ¿irá y hará lo mismo que cuando no era presidente del Gobierno?

-Claro. Ya era presidente del Gobierno en las Navidades pasadas y no cambié el plan.

-No sé si va al cine, pero ¿recomendaría alguna película que haya visto recientemente?

-Hace mucho que no voy al cine, pero mis colaboradores me dicen que hay una generación de jóvenes directores españoles que están haciendo unas películas bárbaras.

-¿Qué lee?

-Estoy leyendo «El invierno del mundo», de Ken Follet.

-¿Con qué mandatario internacional tiene más sintonía en lo personal?

-Me llevo bastante bien con casi todos, pero voy citar a uno que ya no está: Felipe Calderón, que acaba de dejar la presidencia de México. He tenido con él una magnífica relación.