Política

Albert Salvadó

Votantes del 1-O tildan de «Walt Disney» la oposición a los agentes

Ciudadanos lesionados en el referéndum ilegal denuncian que fueron «apaleados».

Los magistrados escucharon ayer por primera vez el testimonio de ciudadanos lesionados el 1-O por la actuación policial
Los magistrados escucharon ayer por primera vez el testimonio de ciudadanos lesionados el 1-O por la actuación policiallarazon

Ciudadanos lesionados en el referéndum ilegal denuncian que fueron «apaleados».

El tribunal del «procés» escuchó ayer por primera vez a casi una veintena de ciudadanos que acudieron a votar el 1-O, una sucesión de testimonios que abundaron en críticas a la «violenta» actuación policial ante una resistencia que coincidieron en tildar de pacífica. De las agresiones, insultos y amenazas que denunciaron decenas de policías y guardias civiles en la vista oral, nada de nada. Uno de los testigos resumió en cinco palabras esa supuesta actitud «pasiva» y de cultura de la «no violencia» que, según ellos, predominó en los centros de votación: «Aquello era un Walt Disney». Enfrente, todo lo contrario. «Ratas, os vamos a dar hasta en el DNI», dijo un votante que les amenazó un agente.

Sus relatos abundaron en detalles sobre presuntos excesos policiales que aguaron una jornada «festiva» donde la gente solo tenía «muchas ganas de autodeterminarse». La mayoría afirmó ser consciente de que la consulta estaba prohibida por resolución judicial, pero todos pusieron por encima de la ley su «derecho a votar». «Ningún juez me avisó personalmente de que yo había perdido mi derecho al voto», se quejó uno de los comparecientes en el colmo del desdén hacia el principio de legalidad. «Si está permitido votar hasta en la aldea más perdida del Amazonas...», se desahogó otro.

En el municipio donde debía votar Carles Puigdemont, Sant Juliá de Ramis (Gerona), por ejemplo, esperaban al presidente de la Generalitat. Una vecina gritó alborozada: «¡Que viene!». Pero no era Puigdemont, sino «un ejército de la Guardia Civil». Su alcalde, de ERC, al menos tenía el objetivo claro. Su misión era «conseguir que la gente fuera a votar».

Esos testimonios sobre «escenas espeluznantes», golpes «meramente provocativos», ciudadanos «llorando de rabia e impotencia», «cargas desproporcionadas» y ciudadanos con «la cabeza abierta» terminaron por afectar al abogado de Oriol Junqueras, Andreu Van den Eynde, quien aportó su grano de arena a la tensión dramática al pedir al presidente del tribunal unos segundos con el fin de «recobrar la serenidad para ejercer la función de defensa».

En lo que los testigos no se mostraron tan concluyentes fue en explicar a qué obedecía su presencia en los centros. Los colegios estaban llenos de gente mucho antes de que, a las nueve de la mañana, comenzase la votación (un ciudadano aseguró que se presentó a las cinco de la mañana y otra admitió que pasó la noche allí para poder votar). Pero su objetivo no era, insistieron, oponerse a la actuación policial. Y eso que, paradójicamente, la intervención de los agentes se demoró mucho tiempo (a veces más de una hora) e incluso se vieron obligados a romper las puertas de los colegios, que «estaban cerradas» pero que nadie vio cerrar.

Una testigo confesó con naturalidad que se autoproclamó apoderada de ERC y otros dos denunciaron que los agentes se llevaron «disfraces», «juguetes» y hasta «comida para celíacos» de los centros. Surrealista resultó la explicación de una ciudadana sobre la aparición milagrosa de las urnas en un centro: «Yo dormí en el gimnasio y, cuando me levanté, las urnas estaban dentro del cole».

Albert Salvadó sublimó ese Fuenteovejuna independentista refiriéndose al «tío Juanito, que siempre va con la camiseta del Barça y con barretina» y que «salió disparado» cuando los agentes comenzaron a sacar gente. En esa misma línea, una ciudadana dijo que vio «cómo un policía levantó una porra a una abuelita sentada en una silla». Decenas de agentes han denunciado que los concentrados utilizaron a mayores y niños como «escudos» humanos.