Política
Vox amenaza la hegemonía del PSOE
El nuevo equilibrio de fuerzas en la derecha compromete las frágiles alianzas que la izquierda forjó en 2015. Los barones socialistas temen que los pactos de Sánchez con el independentismo hipotequen sus campañas y sus gobiernos
El nuevo equilibrio de fuerzas en la derecha compromete las frágiles alianzas que la izquierda forjó en 2015. Los barones socialistas temen que los pactos de Sánchez con el independentismo hipotequen sus campañas y sus gobiernos.
Las elecciones andaluzas abrieron el 2 de diciembre un ciclo que lo colonizará todo en los próximos meses. Andalucía, el bastión socialista por excelencia, parecía a priori una plaza excelente para medir la fortaleza del PSOE de cara a este maratón electoral y testar así el impulso del «efecto Moncloa» tras la llegada de Pedro Sánchez al poder. Sin embargo, la amarga victoria de Susana Díaz no imprimió el ánimo esperado a las tropas, sino que ha contribuido a irradiar una sensación de desasosiego que invade el partido y que ya se ha traducido en una diversificación de la estrategia. Con la entrada de un nuevo actor por la derecha (Vox) y una izquierda mermada en sus expectativas, el temor de perder la hegemonía territorial que cosechó el PSOE en 2015 a través de alianzas electorales, pero con el peor resultado de su historia, cunde ya entre los barones que miden los siguientes pasos bajo una premisa común: intentar marcar distancias con la política del Gobierno, especialmente en Cataluña. En contraposición, Pedro Sánchez llamó a consultas a sus líderes territoriales afines el pasado miércoles en Moncloa para demandar «unidad de acción» y vender los resultados de una gestión gubernamental que apenas ha comenzado a despegar.
Un equilibrio de fuerzas tan frágil como el que permitió a la izquierda de PSOE y Unidos Podemos doblarle el pulso al PP –como fuerza más votada en las pasadas elecciones autonómicas y municipales– podría verse ahora dinamitado con la entrada por la derecha de un partido como Vox, que puede apuntalar la alianza de PP y Ciudadanos. Según los datos del último CIS, los territorios más permeables a la irrupción de Vox serían la Comunidad de Madrid (3,6), Andalucía (2,4), Aragón (2,4), Castilla-La Mancha (2,3) y la Comunidad Valenciana (2). El efecto que han tenido los doce diputados de la formación de Santiago Abascal en el Parlamento andaluz se ha traducido en el riesgo cierto de perder la Junta para Susana Díaz, un destino que sus compañeros que gobiernan en Aragón, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana –con cifras similares de integración– no están dispuestos a compartir. Esto ha hecho que los presidentes Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón) hayan clamado al unísono esta semana por la ilegalización de los partidos independentistas y la aplicación del artículo 155 en Cataluña, ante la situación de los últimos días. Por su parte, Ximo Puig (Comunidad Valenciana) que no comparte esta «línea dura» ha preferido desechar el escenario de un adelanto electoral que llevaba meses barruntando, aunque según las últimas encuestas publicadas, los socialistas pudieran revalidar el Govern con Compromís, sin necesidad de depender del apoyo externo de Podemos.
Por contra, las encuestas que manejan en Castilla-La Mancha dejan a Vox a las puertas de entrar en el Parlamento con un 8% de los votos. En un empate casi técnico con el PP, los socialistas necesitarán valerse de un socio para que García-Page mantenga la Presidencia y Unidos Podemos no está en su momento más boyante. Dependerá, entonces, del camino que elija transitar Ciudadanos si enfocarse hacia la «vía andaluza» de esta o de la anterior legislatura. En Aragón también cunde el nerviosismo. Si bien los estudios demoscópicos le darían la victoria al PSOE, ésta no sería lo suficientemente solvente como para mantener el gobierno. En una situación similar a la de Castilla-La Mancha, la irrupción de Vox y el rol que adopte Cs serán decisivos para el futuro de Lambán.
A menor frecuencia emite sus mensajes Guillermo Fernández Vara, aunque también comparte una actuación «contundente» en Cataluña, a través del artículo 155, en caso de que «se vuelvan a dar las circunstancias» de hace un año. El PSOE también ganaría las elecciones en Extremadura, pero puede darse la circunstancia de que en esta ocasión las derechas se unan para impedirle gobernar. Ayer, el candidato popular José Antonio Monago afeó la cercanía de Fernández Vara a Sánchez y su incapacidad de desmarcarse de la estrategia que éste está llevando en Cataluña.
Otro microclima se vive en Baleares, donde a priori la izquierda, aunque fragmentada, mantiene su hegemonía, si bien necesitará pactar. También en Asturias, con un Javier Fernández saliente que cederá el testigo al «sanchista» Adrián Barbón, tendrá que testarse el liderazgo del nuevo rostro socialista y cómo se articulan las alianzas en un territorio en el que el entendimiento entre la izquierda no acaba de fraguar. El escenario se antoja, por tanto, endiablado ante la eventualidad de que Sánchez pueda pactar los Presupuestos con los soberanistas y, a costa de su continuidad en La Moncloa, comprometa la de los dirigentes territoriales.
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