Tribunales

Zarzuela «no entra en el juego» de los ataques al Rey en Cataluña

No se manifiesta respecto a las continuas quemas de imágenes de Felipe VI y reforzará allí su presencia tras el desbloqueo político, como en el resto de comunidades

El concejal de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona Josep Garganté quema una foto del Rey durante una protesta el pasado lunes
El concejal de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona Josep Garganté quema una foto del Rey durante una protesta el pasado luneslarazon

No se manifiesta respecto a las continuas quemas de imágenes de Felipe VI y reforzará allí su presencia tras el desbloqueo político, como en el resto de comunidades

A unos días de que Felipe VI pronuncie su tercer discurso de Navidad, los últimos acontecimientos en Cataluña están dando más que nunca motivos para reivindicar la unidad de España, lo que siempre está presente en sus mensajes como máximo representante del Estado. El comienzo del «efecto dominó» que hemos vivido en los pasados días fue la detención de cinco jóvenes por quemar fotografías de Don Felipe durante la marcha de la última Diada. Siete diputados independentistas de la CUP no dudaron en aprovechar el momento y romper fotos del Monarca en el Parlamento catalán, como protesta por la detención de los jóvenes. «Estamos orgullosos de nuestra gente, no tenemos miedo ni tenemos Rey», aseguraron ante los periodistas. Lo que podía ser un hecho aislado de la fuerza política secesionista se ha extendido por la geografía catalana, ya que en las principales ciudades se concentraron manifestaciones en las que se quemaron de nuevo imágenes del Rey, como en la plaza d’Orfila de Barcelona, en el barrio de Sant Andreu. Pero por si había quedado alguna duda respecto a su postura, dos ediles de la CUP han decidido escenificar la «guillotina» del Rey mediante un vídeo en el que se corta la fotografía del Monarca con una guillotina de papel, en lo que consideran un «acto reivindicativo de libertad de expresión».

En el entorno del Monarca guardan silencio frente a estos ataques continuos a la figura del Jefe del Estado. Aseguran que no se inmiscuirán en un proceso judicial, y por ende, tampoco en las sucesivas manifestaciones contra el Jefe del Estado, algo que entienden no le concierne públicamente a la Corona, que se ciñe al funcionamiento de la Ley. Son escasas las ocasiones en que la Casa del Rey se manifiesta de forma directa o mueve ficha de modo que se pueda leer entre líneas el trasfondo, como al no recibir el año pasado a la presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, cuando tuvo la intención de desplazarse a Madrid para comunicar oficialmente al Rey la elección de Carles Puigdemont como nuevo presidente de la Generalitat –no está obligado por Ley–, o al asegurar en un discurso durante un acto en el BBVA, en noviembre de 2015, tras la declaración independentista en el Parlamento catalán, que «la Constitución prevalecerá, que nadie lo dude».

El bloqueo político que ha monopolizado el tablero institucional pareció dejar en un segundo plano la ofensiva independentista, pero este año la película vuelve a la pantalla política y Puigdemont convocará la Cumbre del referéndum para el 23 de diciembre. El líder de la Generalitat ya afirmó ante Felipe VI durante un reciente acto en Cataluña que «el Estado ha negligido sus obligaciones con Cataluña. No hemos contado con las herramientas que necesitábamos».

La semana que viene el Jefe del Estado no tiene actos oficiales programados, sino que públicamente su vida pública estará completamente despejada –sólo la Reina presidirá hoy la reunión del Patronato de la Fundación de Ayuda contra la Dogadicción–, así que el momento más próximo en que Don Felipe pronuncie un discurso será en Nochebuena, frente a nuestros televisores.

El Monarca tuvo que reducir a la mitad sus desplazamientos a Cataluña durante la pasada etapa de inestabilidad política, ya que tenía la agenda comprometida –por primera vez un Rey en España ha tenido que realizar cinco rondas de consultas tras unas elecciones para proponer un candidato, asumir una investidura fallida y disolver las Cortes para la convocatoria de unas nuevas generales–, pero desde la Casa del Rey explicaron, como ya publicó este periódico, que la hoja de ruta de Don Felipe será recuperar el ritmo de las visitas a la región, al igual que hará en el resto de las comunidades, sin distinciones –aunque obviamente Don Felipe tiene más actos en las zonas con mayor actividad empresarial, comercial, institucional y en distintos sectores– con el objetivo de recuperar la normalidad en sus funciones.

Es de destacar que en sus últimos actos en la comunidad norteña ha evitado meterse en el terreno político, centrándose principalmente en el contenido del acto en sí, diferenciándose de otras ocasiones en que sí lo ha hecho aunque fuera de modo indirecto. Una sensación de paréntesis que si los secesionistas parecen dispuestos a romper, no está dentro del objetivo de Don Felipe entrar en el juego.

Lo que dice el Código Penal

- Art. 490.3

El que calumnie o injurie a cualquier miembro de la Casa Real, en el ejercicio de sus funciones o con motivo de éstas, será castigado con prisión de seis meses a dos años si se considera grave y con multa de entre 6 y 12 meses si es leve.

- Art. 491.2

La multa será de 6 a 24 meses si se usa la imagen de un miembro de la Casa Real de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona.