Fertilidad

Cómo nos ha afectado el confinamiento a la fertilidad

Pero si el estrés inflama, y por tanto oxida, también afectará a los óvulos, ocurriendo lo mismo, peor calidad ovocitaria.

Pero si el estrés inflama, y por tanto oxida, también afectará a los óvulos, ocurriendo lo mismo, peor calidad ovocitaria.
Pero si el estrés inflama, y por tanto oxida, también afectará a los óvulos, ocurriendo lo mismo, peor calidad ovocitaria.PIXABAY

El confinamiento ha sido determinante, tanto para mejorar hábitos de vida (alimentación, la práctica de más ejercicio físico…) como para generarnos un estrés desmedido. Nos hemos movido entre la luz y la oscuridad… y todo lo ocurrido aún sigue presente en nuestra sociedad.

En nuestra consulta de Somos Onêt no hemos encontrado términos medios, han sido siempre extremos, hemos tenido más alteraciones hormonales en unas mujeres, en cambio a otras todo lo contrario, porque han parado su ritmo de vida tan estresante, lo dicho, extremos.

En la mujer el confinamiento ha provocado más alteraciones menstruales, por ejemplo, y al no salir de casa, nos provocó más problemas intestinales. Obviamente que el estrés ha hecho de las suyas y hay más episodios de ansiedad y depresión. Y además ha habido más problemas para conciliar el sueño…Vamos, un cóctel nada agradable.

Pero saquemos a flote todo lo ocurrido en el pasado confinamiento:

El estrés, el sentirnos en peligro, hace que segreguemos cortisol, y esta hormona es causante de muchas alteraciones en nuestro organismo. Por ejemplo, unos niveles elevados y sostenidos de esta hormona alteran el funcionamiento de la glándula tiroides, y esta glándula es determinante para que se produzca una ovulación, para que se dé la implantación del embrión y para que un embarazo evolucione favorablemente o no. Si tenemos la tiroides alterada estamos rebajando nuestras posibilidades de quedarnos embarazadas.

El estrés también nos altera la microbiota intestinal y endometrial.

La microbiota intestinal es el conjunto de cepas (bacterias, hongos...) que vive en nuestro intestino, y estos “bichitos” nos ayudan a estar sanos. Si hablamos de fertilidad, hemos de centrarnos en la permeabilidad intestinal, si la mucosa del intestino no está sana, puede provocar que muchas de las sustancias que están en nuestro intestino para ser expulsadas (porque son tóxicas) vuelvan a entrar en nuestro torrente sanguíneo. Otro dato a tener en cuenta, el tener un intestino demasiado permeable nos traerá más problemas autoinmunes, y además si tenemos un intestino con la mucosa alterada y microbiota alterada, habrá una peor absorción de nutrientes.

¿Cómo afecta todo esto a la fertilidad?

Hemos de tener un sistema inmune sano, porque el embrión tiene un material genético distinto al nuestro, por lo que el sistema inmune tiene que permitir que ese futuro bebé se quede, pero si partimos de un sistema inmune hiperactivo (autoataque), puede provocar un ataque al embrión y por tanto no dejar que se implante, o si se implante, podría provocar un aborto.

En el caso de que no estemos absorbiendo correctamente los nutrientes de los alimentos es otro hándicap para nuestra fertilidad, porque necesitamos tener unos niveles de vitaminas y minerales para ayudar a la ovulación e implantación del embrión.

Pero no solo la microbiota intestinal es importante, las familias de “bichitos” que tenemos en nuestro endometrio también son importantes, de hecho, ya hay estudios científicos recientes en los que se ha visto que si tenemos déficit de ciertos lactobacilos en el útero rebaja la posibilidad de embarazo y aumenta la de aborto.

El estrés además sabemos que nos inflama, hace que tengamos predisposición a padecer inflamación crónica de bajo grado, y esta inflamación afecta a todos nuestros órganos, incluidos el útero, los ovarios y los testículos. Y los testículos son la fábrica de espermatozoides, y si existe inflamación sabemos que aumenta la oxidación en las células, y el espermatozoide es una célula… la relación está clara. ¿No?

En la cabeza del espermatozoide está el material genético, el ADN, y la oxidación lo fragmenta, y tener un numero elevados de espermas con el ADN fragmentado difícilmente fecundarán correctamente al óvulo, además se ha demostrado que afecta también a la implantación del futuro embrión.

Pero si el estrés inflama, y por tanto oxida, también afectará a los óvulos, ocurriendo lo mismo, peor calidad ovocitaria.

Vivir con estrés constante (y hemos pasado unos meses que ha sido nuestro día a día) deprime el sistema inmunológico, y nos hace más vulnerables a infecciones, y si se altera la microbiota endometrial y además nos deprime el sistema inmune, será mucho más sencillo que tengamos una infección vaginal o endometrial, cosa que va en detrimento del embarazo.

Pero eso no es todo, el estrés también nos puede aumentar los niveles de glucosa en sangre, y esto se mantiene, nos acabará provocando problemas…. La resistencia a la insulina, por ejemplo, empeora la calidad del óvulo, disminuye la tasa de implantación y aumenta la tasa de aborto, pero no solo afecta a la mujer, al hombre le puede afectar a la fragmentación del esperma también, porque la resistencia a la insulina provoca también una inflamación sistémica.

Y, para terminar, debemos de saber que el estrés puede disminuir los niveles de progesterona en sangre. La progesterona es la hormona del embarazo, gracias a ella el embrión se implanta en el útero y se mantiene el embarazo, unos niveles bajos de esta hormona nos puede predisponer a sufrir un aborto.

Resumen, dependiendo de cómo hayamos gestionado el confinamiento, así habrá reaccionado nuestro cuerpo. Las mujeres y parejas que lo han vivido como un periodo de descanso, les ha ido muy muy bien, aquellos que lo hayan vivido con estrés crónico, no tanto…