Antoine Griezmann
“Griezmann, muérete” en el Metropolitano
El francés regresaba por primera vez a su antiguo estadio como jugador del Barcelona
Cada balón que tocaba Griezmann venía acompañado de los pitos de los que fueron sus aficionados. Pero tampoco le pitaron muchas veces. El francés, desde la banda izquierda, no intervenía demasiado en el juego del Barcelona, que no encontraba mucha colaboración en ese costado con Griezmann y con Junior detrás.
El recibimiento no sorprendió al «17» del Barcelona, que abandonó este año el Atlético a cambio de 120 millones de euros. Cuando anunciaron su nombre por megafonía la pitada fue aún más atronadora que cuando agarraba la pelota. Los hinchas rojiblancos estaban esperando ese momento desde que Griezmann anunció que dejaba el Atlético.
Su placa ya había sido objeto de la ira de su antigua afición. A pesar de que el tiempo no acompañaba, por el frío y la persistente lluvia en las horas previas al encuentro, no faltaron los peluches con forma de rata, algo que se ha convertido ya en una tradición cada vez que visita el Metropolitano alguno de los «traidores» a la causa rojiblanca. Y una aficionada la tachó con una cruz adhesiva.
Griezmann no ha conseguido hasta el momento repetir en el Barcelona sus estadísticas como jugador del Atlético. Tampoco tiene el cariño de la afición que tenía en el Metropolitano y que ya ha perdido. «Querías tener un nombre y se te olvidó ser hombre», decía una pancarta desplegada en el fondo sur del Metropolitano. Nada grave comparado con los gritos que salían del mismo fondo que decían «Griezmann, muérete».
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