Familia

Lo que los abuelos nunca deberían decirles a sus nietos: la mayoría lo dice

Cuidar el lenguaje también es una forma de querer

abuelo cuida nieto
En España uno de cada cuatro abuelos cuidan de sus nietosFreepik

Es imposible negar el papel fundamental que tienen los abuelos en la vida de sus nietos: son una fuente de sabiduría, cariño y apoyo incondicional. Sin embargo, incluso con las mejores intenciones, a veces sus palabras pueden dejar huellas no tan positivas. Algunas frases, repetidas casi como tradición familiar, pueden minar la autoestima infantil, crear conflictos con los padres o incluso afectar el desarrollo emocional de los más pequeños.

“No le digas esto a tus papás”

Esta es una frase que rompe la confianza familiar. Pedirle a un niño que oculte algo a sus padres puede parecer inofensivo, una golosina antes de la cena, una pequeña travesura compartida, pero transmite un mensaje muy delicado: que mentir o guardar secretos está bien si viene de alguien querido. Esto no solo pone al niño en una posición incómoda, sino que debilita la comunicación entre padres e hijos.

Mejor decir: "Esto queda entre nosotros, pero si tus papás preguntan, lo mejor es contarles. No hay nada de malo."

“¿Has subido de peso?”

Este es un ejemplo de comentarios sobre el cuerpo que no suman. Aunque dicho en tono de broma o con aparente cariño, señalar cambios físicos puede afectar profundamente la autoestima de un niño o adolescente. Muchos abuelos crecieron en una época donde estos comentarios eran normales, pero hoy sabemos que hablar del cuerpo de otros, especialmente durante etapas de crecimiento, no es apropiado.

Mejor decir: "¡Qué alegría verte! Estás grande, ¿cómo te has sentido últimamente?"

“Dale un beso a la abuela”

El afecto no se debe imponer. Los gestos de cariño, como abrazos o besos, deben ser una elección, no una obligación. Obligar a un niño a mostrar afecto puede enviar el mensaje equivocado: que debe complacer a otros incluso si no lo desea. Enseñar desde pequeño a respetar su propio espacio también es una forma de educar en el consentimiento.

Mejor decir: "¿Quieres darme un beso o prefieres un abrazo o un saludo con la mano?"

“En mis tiempos no nos quejábamos tanto”

Restar importancia a sus emociones puede alejarlos. Los tiempos cambian, y las preocupaciones de los niños de hoy no son las mismas que hace décadas. Invalidar lo que sienten, aunque sea con un comentario que suene nostálgico o gracioso, puede generar distanciamiento. En lugar de comparar generaciones, lo ideal es escuchar y validar sus emociones.

Mejor decir: "Cuéntame más sobre eso, me interesa entender lo que estás pasando."

“Termina todo lo que hay en el plato”

Comer no debe ser una batalla. La alimentación también ha evolucionado, y forzar a un niño a comer cuando no tiene hambre puede provocar ansiedad o crear una relación poco saludable con la comida. Es importante confiar en que su cuerpo sabrá autorregularse.

Mejor decir: "Come lo que puedas, y si luego tienes hambre, puedes pedirme más."

El cariño también se demuestra escuchando

Amar a un nieto no significa estar siempre de acuerdo con los padres ni repetir todo tal como se hizo antes. A veces, la forma más grande de cariño es adaptarse, aprender y elegir mejor nuestras palabras. Los abuelos tienen una posición privilegiada en la familia: pueden ser refugio, guía y ejemplo. Y eso también se logra con respeto, empatía y una escucha activa.