Turismo

Así son los más de 50 molinos centenarios de O Rosal

Las construcción se hallan en perfecta armonía con el paisaje del Baixo Miño, narrando siglos de vida y trabajo

Así son los más de 50 molinos centenarios de O Rosal
Así son los más de 50 molinos centenarios de O RosalXunta de Galicia

A los pies del monte Campo do Couto, en el municipio pontevedrés de O Rosal, se despliega uno de los conjuntos etnográficos más singulares y fascinantes de Galicia. Estos son los molinos del Folón y del Picón.

Declarados Bien de Interés Cultural en 1998, estas 60 construcciones de piedra, escalonadas en las laderas de dos riachuelos, han sobrevivido al paso del tiempo como testimonio vivo del ingenio popular y del aprovechamiento sostenible del agua.

Molinos del Folón y del Picón
Molinos del Folón y del PicónXunta de Galicia

Los molinos se agrupan en dos vertientes bien diferenciadas. Por un lado, los 36 molinos del Folón, asentados a lo largo del cauce del riachuelo del mismo nombre; por otro, los 24 del Picón, siguiendo el curso del río homónimo. En ambos casos, se trata de molinos de rueda motriz horizontal, también llamados de rodezno, que aprovechan la fuerza del agua para mover la maquinaria interior.

Su diseño, lejos de ser arbitrario, responde a un modelo de ingeniería tradicional sorprendentemente eficiente. Muchos de ellos se estructuran en dos plantas: la inferior alberga el mecanismo hidráulico, mientras que la superior acoge las muelas de piedra donde se molía el grano.

En las zonas de mayor pendiente, los molinos de cubo o de pozo almacenaban el agua en depósitos que, tras hacer funcionar un molino, pasaban el caudal al siguiente, en una especie de cadena perfectamente sincronizada.

Imagen de los molinos
Imagen de los molinosXunta de Galicia

El más antiguo de estos molinos, el número 11, está fechado en 1702, aunque también hay otros del siglo XIX. Sus paredes, dinteles y jambas conservan marcas de canteros, cruces, inscripciones e incluso cálices, símbolos de protección y propiedad que hablan de la vida rural y de la importancia que tenía cada molino para las familias del entorno. Algunos, como el número 5 o el 23, conservan abrevaderos y estructuras para animales, recordando que estos espacios eran también centros de actividad diaria y social.

Este tesoro etnográfico puede recorrerse a través de una ruta de senderismo señalizada (la PRG-94). El recorrido se encuentra acondicionado con servicios y permite descubrir la arquitectura popular y el funcionamiento de los molinos, así como también unas vistas espectaculares sobre el valle del Rosal, el río Miño y el monte de Santa Tegra.