La poesía blanca del vino

Momentos de reflexión, de la normalidad anhelada y de la paz soñada. Tiempos donde las palabras cobran sentido frente a tanta retórica vacía de políticos y agoreros. El vino en el centro de las mesas, de las cortas reuniones familiares y de las conversaciones que buscan tiempos perdidos.

Y rarezas, y necesidad de identidad, como la de una bodega en un privilegiado paisaje albaceteño, con una altitud insólita, para desarrollar un blanco de viognier. Es cuestionable para algunos la aclimatación forastera de castas no autóctonas, pero, en este mundo global, lo importante es encontrar un espacio y un microclima que den los toques de personalidad de cada uva. Así, la rara limpieza de esta uva francesa, el transparente volumen de un blanco que tiene muchos perfiles, pero especialmente longitud en el paso de boca.

En una cata a ciegas sería complicado detectar la procedencia de este varietal, destacando como nota positiva la integradora crianza sobre sus lías de medio año, que profundiza las sensaciones aromáticas y gustativas. Merece respeto la filosofía creativa de estos vinos, que nacen bajo sanción poética. Y si se tiene la suerte de tomarlo con joyería náutica, la dicha será total. El tomillo y el viento bailan...

Bodegas: Carrascas.

Nombre: El tomillo y el viento bailan 2019

I.G.P: Vino de la Tierra de Castilla.

Precio: 11,65 euros.

carrarscas.com