Gastronomía
Comer en Teatinos, uno de los barrios de moda en Málaga
Un restaurante fresco, divertido y que marca un estilo a la hora de disfrutar de la gastronomía de la Costa del Sol es sin duda Boca Llena
El barrio de Teatinos ha ido creciendo y asentándose con el paso de los años en una de las áreas periféricas más interesantes de la ciudad de Málaga en lo que a gastronomía se refiere. Y es que cada vez son más los restaurantes que de una u otra manera se desmarcan de las franquicias e irrumpen en el panorama culinario con nuevas líneas de cocina.
En este barrio, a diferencia de lo que está ocurriendo en otras zonas de Málaga, los restaurantes franquiciados tienen que competir con otros establecimientos donde la cocina tradicional en versión más fresca y actual impera y acapara los gustos de una clientela diversa, joven y con ganas de divertirse a través de la cocina.
Boca Llena es sin duda uno de esos restaurantes frescos, divertidos y que marcan un estilo a la hora de comer. Los hermanos Fali y Alberto Sánchez están al frente de este restaurante sobradamente consolidado en la oferta gastronómica de Teatinos. Ambos proceden del mundo de la franquicia hostelera y deseaban empezar de cero con un estilo propio.
La carta de Boca Llena ofrece una propuesta divertida, sin complicaciones, colorista y arriesgada, que intenta salirse de lo de siempre pese a tener en carta imprescindibles como la ensaladilla rusa o varias opciones de croquetas.
Buena parte del mérito y del éxito de este restaurante malagueño hay que reconocérselo a Karlos Tirado, el responsable de la cocina, un chef que ha captado a las mil maravillas el concepto que los hermanos Sánchez han querido darle al restaurante.
La ejecución de sus propuestas, unas más acertadas que otras, se enmarca en su mayoría dentro de lo que podríamos definir como una cocina mediterránea con toques de fusión o, mejor dicho, con la utilización de productos e incluso salsas de origen asiático y sudamericano.
Quienes lo han visitado varias veces no son fieles a sus canelones de rabo de toro, algún risotto y la hamburguesa de ternera y cerdo ibérico a baja temperatura. Un ticket medio más que aceptable y un ambiente distendido con personal joven y siempre dispuesto a satisfacer al comensal.
El último capítulo de la carta de Boca Llena es mi preferido, está dedicado a las carnes y se llama 'leña al mono'. Si hay que escoger entre la pluma, la carrillera ibérica, la hamburguesa, los cortes de carne roja, me quedo con estos últimos por la buena infiltración de grasa que presentan y una técnica novedosa en su maduración que evitan buena parte de las mermas que estas carnes tienen en ese periodo.
Tanto el solomillo como el entrecot de la raza simmental que ofertan están muy bien tratados en la parrilla y a precios bastante sensatos. La carta de vinos también mantiene esa buena relación de precios normales que encontramos en la carta de cocina.
Por todo esto, no es casualidad que Boca Llena continúe protagonizando un ascenso imparable en una zona donde los locales de tapeo y de copas acaparan la atención de un público mayoritariamente joven y universitario.