Revistero. Esta Navidad cocina la Preysler

Pues si hoy es miércoles, esto que tengo entre las manos es el “¡Hola!”.

Tamara Falcó enseñando a cocinar a Isabel Preysler en portada a todo lo que da la página. Es pronto, pero yo hoy pido vermú. Las dos vestidas igual. Si una no tuviera referencia alguna sobre ambas no sabría quién es la madre y quién la hija. Yo, de verdad os lo digo, no le deseo a nadie ser el cirujano de esta mujer. Cuando pienso en él, me imagino a mí misma cuando intento alisar la sábana por las mañanas al hacer la cama, medio dormida, y en ocasiones me esmero tanto estirando y remetiendo debajo del colchón, que se me escapa la bajera por el otro lado y tengo que empezar de nuevo. A ver, que no estoy comparando a la Preysler con mi colchón, Dios me libre, pero me imagino al cirujano haciéndole el nudo en la nuca y pensando “estiro un poco más”, y que se le suelta un punto y se queda la pobre con la calavera en cueros, me da la risa tonta. Igual lo del vermú no ha sido tan buena idea.

Eva y Cayetano (me encanta cuando titulan sin apellidos, como si hablásemos del vecino del cuarto) pasan unas navidades complicadillas. A ver, normal. Que salieron las fotos, os recuerdo, de él con la amiga en Londres. Y aunque no se veía nada escandaloso o flagrantemente sicalíptico, pues había ahí una complicidad un poco sospechosa. No sé si este año me gustaría estar en su mesa de Nochebuena.

Norma Duval (me chifla Norma Duval) con sus tres hijos y su nieto. Todos con camisas blancas y pajaritas. Lo de vestirse todos iguales para la foto es muy años ochenta, creo yo. Y creo también que es muy Norma Duval. Juraría que fue ella la que inventó aquellos posados de familia en vaqueros y camiseta blanca en la playa que luego reprodujeron, fotógrafo de barrio mediante, cientos de familias de clase media con aspiraciones burguesas. En mi casa, afortunadamente, siempre hemos sido muy despegados. Mi pobre madre se hubiese conformado con una foto de todos, como para encima hacerse ilusiones de que nos vistiésemos igual.

A ver si “Lecturas” me da lo que sabe que me gusta.

Pues no. Voy a tener que llamarles.

Rocío Flores va a Supervivientes. Que lo sepáis. Y Noemí, de Gran Hermano VIP, no quiere que su hija tenga una juventud como lo suya. Esta portada nos la vamos a hacer rápido, amiguis.

Estas Navidades vuelven los clásicos: Belén Esteban denuncia que Jesulín hace años que no llama a su hija. Yo estoy ya lo he leído antes. A principios de los 2000, creo. Y a mediados. Yo creo que dejó de llamarla antes de que naciera.

Y Pilar Eyre nos cuenta cómo son los vis a vis de la Infanta Cristina y Urdangarín. Pues muy bien.

En “Diez minutos”, Antonio David pasea feliz con Olga tras hacer pública su infidelidad. ¿Pero qué les pasa a los famosos con las infidelidades, por favor? ¿Se han puesto de moda y a mí nadie me ha dicho nada? También es verdad que a estos no parece haberles afectado, han celebrado en familia el cumpleaños de David, el hijo de Antonio David y Rocío Carrasco. La foto es para verla. En vez de salir de celebrar un cumpleaños parece que salen de un comedor social. Esa no es la actitud. Mirad a la Preysler y Tamara en “¡Hola!”. Que una portada es una portada, hombre.

Isabel Pantoja se ha reunido con Chabelita. Este debe ser el único cisma familiar de famosos que me la trae al pairo. No me interesa nada esta panda. Como lo siento os lo digo. Y mira que a mí los dramas familiares me chiflan.

Elena Tablada, muy contenta porque su marido quiere mucho a su hija. Que eso no es noticia, Elena. Que la noticia hubiese sido que no la quisiera nada. Ni un poquito.

Y Alma Cortés quiere que la hija que espera se llame Jimena y así nos lo cuenta. Ánimo, Alma. Seas quien seas (voy a googlearlo), seguro que puedes llamarla Jimena sin ningún impedimento legal. No veo yo el problema por ningún lado.

Es la hija de la Bollo, por cierto.