Crónica

Carmen Lomana responde: Por qué no me gusta que Julia Janeiro enseñe su enorme trasero

¿No estábamos en aquello de terminar con la excesiva sexualización de las adolescentes y cosificar a la mujer como un objeto de placer mostrando su cuerpo para vender un coche, un perfume, o unos bombones?

Julia Janeiro
Julia JaneiroInstagram

Últimamente salgo de una y me meto en otra... He llegado a la conclusión de que no puedo opinar libremente y ¡por ahí sí que no paso! Hace una semana apareció a bombo y platillo otra Janeiro que se llama Julia con motivo de su 18 cumpleaños. Enviaron sus fotos a todos los medios de comunicación ya sin pixelar. Gran sorpresa cuando veo a esta niña-mujer haciendo un despliegue de sus encantos sin ningún pudor, esa palabra ahora tan devaluada. Ella sale en portada con su enorme trasero en pompa tipo Kardashian cual vedette de cabaret y otras muchas fotos que yo al menos no asoció con una chica de 18 años de buena familia... Tras mis opiniones sobre la manera de vestir y de aterrizar mediáticamente de Julia Janeiro, me llueven palos de muchas auto proclamadas portavoces (o portavozas, que tenemos que andar con mucho cuidado con el lenguaje) del feminismo. Me reprochan que aconseje a una chica de 18 años cómo se debe vestir para disfrutar de una mañana de domingo con su novio futbolista. Comenté que desde luego no es adecuado un vestido negro ultra mini con escote hasta la cintura y pecho a la vista. Quizá tendría un pase para ir a una discoteca en plan hoy ligo sí o sí, pero nada más. Según las «portavozas» la chica tiene que ser libre para mostrar todos sus atributos al mundo con orgullo, ir maquillada como una puerta para paseíto mañanero y uñas de gavilán espantosas, que por lo visto por obra y gracia de Rosalía se han puesto de última moda.

Quien sugiera lo contrario o aconseje, que fue mi caso que sería mucho más conveniente en una niña de 18 años vestirse con otro tipo de estilismo más elegante y acorde al momento, se acaba convirtiendo en enemigo del feminismo, las mujeres y la libertad.

¿No estábamos en aquello de terminar con la excesiva sexualización de las adolescentes y cosificar a la mujer como un objeto de placer mostrando su cuerpo para vender un coche, un perfume, o unos bombones? ¿No sería mucho más lógico motivar para que estudien, sean mujeres cultas, con criterio para triunfar en la vida por su inteligencia y forma correcta de comportarse?

Estas nuevas feministas que viven en la contradicción y nos quieren dar clases de modernidad están muy perdidas. Creo que alguien debe decir y dar unas pautas de comportamiento y saber estar, que es correcto en la vida y en los estilismos dependiendo de la hora y el lugar. Esto se llama educación y deberían ser sus padres los que se lo inculquen. La educación y las maneras no cotizan al alza.

También me gustaría comentar en esta semana que los políticos madrileños se lanzan en campaña, la bochornosa forma de actuar de Pablo Iglesias con su postureo infinito el día del debate en Telemadrid. El señorito llega en un taxi (por cierto sin pagar) con un taxista militante de Podemos que se llama don Cecilio. Se hace la foto al estilo Revilla. Pero al terminar el debate sale corriendo para que no le vean y se va a su mansión con su escolta, chófer y coche oficial que le esperaba y que pagamos todos. Por cierto, ahora que ya no está en el Gobierno ¿por qué seguimos pagando a la Guardia Civil que cuida su casón?