"Caso Titella"
El ex socio de Moreno, sobre la serie en la que invirtió 35 millones: “Me esperaba Juego de Tronos y es una telenovela”
Roemmers asegura al juez que se siente estafado, aunque reconoce que los capítulos de la serie sobre San Francisco de Asís sí se han grabado
El empresario argentino Alejandro Roemmers, ex socio de José Luis Moreno, ha asegurado al juez del “caso Titella” que se siente “estafado” y “engañado” por el productor televisivo. En su comparecencia como testigo ante el magistrado Ismael Moreno, Roemmers ha asegurado -según fuentes jurídicas- que la serie en la que invirtió 35 millones de euros es “mediocre” y que, aunque no ha visto todos los capítulos, “no se corresponde con la calidad” que él esperaba tras esa inversión millonaria.
Según esas mismas fuentes, el empresario ha dejado patente su decepción asegurando: “Me esperaba algo como Juego de Tronos o The Crown y al final es como una telenovela de las de la tarde”. Roemmers sí ha reconocido que pudo ver algunos capítulos de la serie “Glow and Darkness” (Resplandor y tinieblas), sobre la vida de San Francisco de Asís, junto a Moreno, primero en Cannes “con unos amigos” y después en la residencia madrileña del ventrílocuo. Incluso, según ha explicado, ya tiene a su disposición todos los capítulos (que Moreno cifra en 35 con 2.000 minutos de grabación), aunque ha asegurado que no los ha visto.
De lo que vio, al parecer, no le gustó “cómo trataba los temas espirituales”. Aunque los guiones eran brillantes y le entusiasmaban muchos aspectos históricos de la serie, considera que “como José Luis no cree en Dios, no podía transmitir la profundidad espiritual del personaje”, por lo que él se encargaba de revisar los diálogos atribuidos al santo de Asís.
Roemmers ha dicho que cuando se montó el musical sobre San Francisco de Asís, que llegó a estrenarse en Bilbao, le prestó tres millones a Moreno porque le dijo “que tenía un problema con Hacienda”. El préstamos, ha precisado, fue “sin intereses ni garantías”, “prácticamente un regalo”. Posteriormente, ha relatado, constituyeron la empresa Dreamlight al 50%. Él era el socio capitalista y el productor español se encargaba de la labor profesional en la serie.
En principio, acordaron rodar diez millones -ha dicho Roemmers-, con un coste de seis millones de euros, y para lo que él desembolsó nueve millones, pues Moreno había aportado a la sociedad los derechos de otras series, como “Reinas”, y la utilización de sus estudios en Moraleja de Enmedio (Madrid).
Después, según iba leyendo los guiones, ha explicado, surgió la posibilidad de hacer más capítulos y se invirtió más dinero (hasta el montante total de 35 millones que ahora reclama). Según ha asegurado, empezó a desconfiar cuando no se entregaba la serie (en principio debía estar lista para octubre de 2020). “Pero cada vez que intentaba controlar los gastos o dudaba de él o le preguntaba, Moreno se enfadaba mucho”.
Cuando empezó a dudar del trabajo de Moreno, ha dicho, contactó con un productor argentino amigo suyo, Agustín Pichot, que recurrió a un experto en producciones cinematográficas, Javier Leoz, quien tras ver la serie y los estudios redactó un informe en enero de 2021 que concluyó que la inversión era acorde con la calidad de la serie. Un segundo informe pericial, de Procivitas Producciones y Servicios, cifró en más de 200 millones el valor de la serie.
El abogado de Moreno le ha preguntado al testigo, según las fuentes consultadas, por qué a mediados del pasado año accedió a que el productor español cobrara un sueldo de 100.000 euros anuales por su trabajo (luego reducido a 30.000) si estaba tan descontento con la calidad de la serie (el acuerdo inicial entre los socios solo contemplaba que cobraría por los ingresos que generase la serie).
Además, el empresario argentino ha reconocido que con anterioridad a junio de 2021 no presentó ninguna demanda contra Moreno por incumplimiento contractual, ni le remitió ningún burofax exigiendo que se le enseñen los capítulos, como tampoco se querelló contra él por la supuesta estafa.
Sí dejo de pagar las cantidades acordadas -un millón y medio de euros- por las participaciones que había comprado a Moreno de Dreamlight. Tras efectuar dos pagos, al estallar la “operación Titella” dejó de pagar (por lo que está demandado por el productor español). ¿Por qué lo hizo?, ha querido saber el abogado de Moreno. “Porque lo que me habían dicho que era un Mercedes, era en realidad un Volkswagen”, ha insistido Roemmers.
El juez imputa a Moreno delitos de asociación ilícita, blanqueo, estafa, falsedad documental, fraude fiscal e insolvencia punible como supuesto cabecilla de una asociación ilícita que habría tejido una red de facturas falsas para blanquear el dinero invertido en proyectos bajo sospecha.
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