Pensiones

Borja Pascual: «No podemos seguir estigmatizando al empresario»

Consejero delegado de Ahorrum. Su libro «Ahorra o nunca» contiene las claves para optimizar la economía doméstica y llegar con ahorros a fin de mes

Borja Pascual
Borja Pascuallarazon

Es consejero delegado de Ahorrum, empresa especializada en economizar en facturas de empresas, particulares y comunidades de vecinos. Además, pertenece al consejo de administración de Gruporum y Gestorum al tiempo que dirige el programa radiofónico «Mundo emprende» en Intereconomía. «Ahorra o nunca» (Libros del Olivo) ha resultado una sorpresa editorial por sus consejos para ayudarnos a ahorrar y sacar el máximo partido a nuestro dinero aplicando las ecuaciones fundamentales de la economía doméstica: menos gastos que ingresos.

–Arrasa en ventas, pero su libro se fundamenta en aplicar el sentido común. ¿No lo hacían ya nuestras madres?

–Lo sabían y lo aplicaban, pero esas enseñanzas cayeron en saco roto para la siguiente generación, mucho más expuesta a los nuevos hábitos y herramientas de consumo desaforado.

–¿Aplicamos tan poco el sentido común a nuestras finanzas domésticas?

–Automatizamos nuestros hábitos de consumo y no nos paramos a pensar en las consecuencias del ahora, de querer tener las cosas en el momento, aunque eso implique mayor gasto. Comprar un coche sin tener dinero ahorrado puede incrementar su coste hasta un 30%.

–Muchas amas de casa se postulan como mejores que cualquier ministro de Economía.

–Hay ministros de Economía cabales y también bastantes amas de casa que no gestionan suficientemente su economía familiar...

–Con los consejos de su libro dice que podemos incrementar más de un 20% nuestro poder adquisitivo. ¿Cuál es la mayor espita por la que perdemos dinero?

–No gestionar nuestra economía, no prestarle una mínima atención, no saber en qué gastamos el dinero que tanto cuesta ganar...

–¿Algún lector le ha dicho que no llegaba a fin de mes y gracias a sus consejos lo consigue?

–Sí. Y me ha sorprendido mucho. Para los resultados aún es pronto, aunque el libro ya está en la segunda edición.

–Respecto de otros países europeos: ¿cómo gestionamos nuestra economía doméstica?

–No nos diferenciamos mucho del resto, aunque en las culturas mediterráneas somos más propensos al impulso en el gasto, pero también tenemos una tradición de gestión austera.

–¿Reducir las facturas habituales supone escuchar las 27 llamadas diarias de ofertas?

–No. Sólo se trata de gestionar nuestra economía, dedicarle un poco de tiempo al año a revisar los gastos y ajustarlos a las nuevas ofertas. Es una labor proactiva.

–En telefonía podemos elegir, pero hay monopolios que no nos dan tregua... ¡Ya me dirá!

–El sector de la electricidad, por ejemplo, está liberalizado para la empresa y en breve será efectivo para particulares. La competencia siempre es una ventaja para el consumidor.

–Usted dice que si somos capaces de ahorrar nos vamos a acostumbrar a vivir con menos dinero. ¿Ha hecho trabajo de campo para afirmar eso?

–El ser humano se gasta en vivir todo el dinero que consigue, es capaz de buscar las suficientes necesidades como para que no le quede nada a final de mes. Si nos obligamos a ahorrar, nos acostumbramos a vivir con menos. En mi familia ha funcionado: ahorrábamos un 20% cuando las cosas iban bien y ahorramos un 20% ahora que nuestros ingresos han caído más de un 65%.

–Orgullo, quijotismo... ¿El español está acostumbrado a vivir por encima de sus posibilidades?

–No creo que sea un problema de los españoles, es un problema de las nuevas normas del juego. Las herramientas que nos permiten vivir por encima de nuestras posibilidades son cada vez más accesibles y necesitamos aprender a usarlas con cabeza lo antes posible.

–En su libro se habla de tener un fondo de emergencia para todos esos gastos imprevistos y que no tengamos que pedir ayuda. «¿De dónde?», le dirán los seis millones de parados...

–Si tienes una emergencia vas a tener que pagar; la única diferencia es quién te presta el dinero. Si te lo prestas tú mismo, no habrá intereses, si se lo pedimos a un tercero, acabaremos pagando la emergencia y un 30% más. ¿Qué es mejor para un desempleado?

–El dilema de media humanidad: ¿compra o alquiler de vivienda?

–Para vivir, alquilar, y para invertir, comprar.

–Otro gran dilema: ¿cómo demonios se ahorra ganando una miseria?

–Igual que ganando mucho, gastando menos de lo que ingresamos. Hay economías con menos margen para el ajuste pero no tienen por qué ser las de menores ingresos.

–¿Es extrapolable el ahorro de una casa al de un Gobierno?

–Hay una diferencia fundamental, la distancia del gestor con la propiedad. El gobernante gestiona recursos ajenos; en cada casa hablamos de nuestra propia economía.

–Con la crisis que estamos viviendo, ¿se puede tener esperanza en salir de ella?

–La inercia tiende a mantener la desesperanza, igual que en otros momentos eco- nómicos se mantenía la alegría en el gasto cuando ya había indicadores claros de parón económico. Ya hemos salido hace tiempo y esto es lo que queda; cuanto antes nos adaptemos a las nuevas reglas, mejor nos irá.

–Su programa «Mundo emprende» quiere ser el compañero de viaje de cada emprendedor que decide poner en marcha su proyecto. ¿Está España para emprendedores?

–Debemos cambiar nuestra cultura social. No podemos seguir estigmatizando al empresario, no podemos seguir inculcando a nuestros hijos una actitud conformista frente a la generación de riqueza. ¿Cómo podemos permitir que la mayoría de los jóvenes quieran ser funcionarios?

–Para los pequeños ahorradores: ¿mejor ladrillo, oro o un fondo?

–Cada persona tiene un criterio de riesgo, es importante conocer el nuestro así siempre invertiremos en lo que más nos conviene, que no tiene por qué ser lo más rentable.

–Ya que es usted experto en «jibarizaciones» –y sólo por si cuela–, ¿sabe cómo reducir kilos?

–La verdad es que sí, sólo hay que gestionar nuestra alimentación como lo haríamos con la economía familiar, en este caso menos ingresos que gastos. Sin embargo, como en la mayoría de los proyectos hay que ponerse en marcha y estar dispuesto al sacrificio.