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La cala Piccola, el rincón de Raffaella Carrà

Escondida, cristalina y pacífica

Atardecer desde la Cala Piccola
Atardecer desde la Cala PiccolaAlicia Romay

Ayer contaban que Raffaella antes de salir a actuar meditaba, permanecía concentrada para aprenderse el papel que le tocaba interpretar, que así como era de explosiva en el escenario era todo lo contrario fuera de él. Ni su conserje de su casa en la zona norte de Roma sabía que la vecina más popular del condominio estaba tan enferma. Ayer, hoy y por mucho tiempo se seguirán contando historias de la gran Carrà. Muchas veces nos preguntamos en dónde se esconden los famosos, cuáles son los refugios en donde pueden hacer una vida normal disfrutando de la vida como hacemos el resto de los mortales sin ser molestados, y como no podía ser de otra manera Raffaella tenía su rincón, un espacio imponente en la zona del Argentario, la Cala Piccola, en donde el mar acompaña en los buenos y en los malos tiempos. En donde el azul cristalino de las aguas italianas se juntan con el azul del cielo rodeado de un paisaje montañoso de película. En su casa de la Cala Piccola vivió momentos muy importantes en su vida profesional, uno de ellos fue cuando al lado de su compañero de tantos años Sergio Japino y Brando Giordani, inventaron el programa “Carràmba, che sorpresa”.

El Argentario: el “panettone” de piedra que cae al mar

Una playa de agua dulce en el Argentario
Una playa de agua dulce en el Argentarioinvacanzaallargentario.i

Así lo describen los de la zona, como el panettone de piedra que cae al mar. Los altísimos acantilados emergen en las calas rocosas que custodian las playas escondidas. Playas a las que el acceso es preferiblemente por mar, aunque para los más avezados puede ser por tierra, si es que gozan de una buena condición física.

La Cala Piccola y los paseos cercanos

El agua transparente de este rincón es simplemente un sueño. Yo recuerdo que cuando llegamos al hotel Torre di Cala Piccola y vimos desde arriba el espectáculo, nos emocionamos, no me pasó nunca por la cabeza que este rincón era a donde Raffaella Carrà se escapaba del bullicio de Roma para estar tranquila y cargarse de energía, la imagino aquí mirando los atardeceres y el fondo de mar a través de sus aguas cristalinas. Esta cala tiene un tesoro, a algunos metros de la playa se encuentra el “scoglio del corallo”, un banco de arena que llega casi hasta la superficie desde una profundidad de cuarenta y cinco metros aproximadamente. Un lugar idílico para bucear y de los más bonitos del Argentario. La cala piccola tiene una leyenda: “Dice que los piratas, una vez terminadas sus incursiones, solían esconder sus tesoros justo en esta cala”. Raffaella tenía algo, algo excéntrico y algo misterioso. Haber guardado en secreto lo que padecía hasta el último suspiro me hace pensar cuantas veces miró desde aquí el mar y todo lo que se preguntó.

A ocho kilómetros se encuentra el Porto Santo Stefano, un pueblo junto al mar en donde encontramos fortalezas españolas construidas en el siglo XVII. Se puede pasear por el pueblo, en sí Raffaella Carrà paseaba habitualmente por sus calles, hablando con uno de los vecinos comentaba que aquí se instaló durante el lockdown, que era super sencilla como si fuera parte de ellos los que viven desde siempre en el pueblo.

Descubrir esta zona de Italia es muy agradable, además de los paisajes también lo es por su parte gastronómica. Hay que tomar en cuenta que lo bonito de esta zona es descubrir en las calas los rincones más ideales. En el mismo puerto se encuentra el restaurante Il Moletto junto al mar. Un clásico para comer buen pescado. Si lo que se quiere es ir a otra cala merece la pena comer o cenar en Le Chicche di Cala Moresca, en la cala del mismo nombre a cinco kilómetros de Porto Santo Stefano, hay un rico rodaballo dependiendo de la época claro está.

De cala en cala

Estas son las calas más famosas del Argentario, cada una con su propia personalidad: “Los baños de Domiziano”: les llaman así porque esta playa se encuentra muy cerca de la Villa Domizia, los lugareños la llaman “Playa Gerini”. Es la mejor para bañarse por la mañana. De allí nos vamos a La Soda con aguas cristalinas en donde se recomienda el snorkeling. Pozzarello, un espacio tranquilo con rocas. Se puede elegir La Bionda y si se llega en coche hay un parking en Pozzarello o en el Puerto Santo Stefano y se puede ir paseando desde allí. La Cantoniera esuna playa con arena y piedras, en donde puedes pasar un buen dia, alquilan tumbonas y sombrillas y también se puede llegar a pie desde el Puerto Santo Stefano. Si se llega en barco, hay que dirigirse a la Cala Grande, una cala virgen para hacer snorkeling. La Cala del Gesso o la Cala del Bove son otras de no perderse. Hay una que se llama Mar Morto, la llaman así porque la propia naturaleza ha creado una piscina natural y el agua siempre está en calma. Muy cerca está la Isola Rossa y a la mitad de esta bahia surgen corrientes de agua ricas en hierro y sales minerales riquísimas y por este lado del litoral se puede acceder a las playas La Ciana, La Cala Piazzoni y Le Filicaie...no se terminan aquí la larga lista de calas accesibles en el Argentario.

El viaje desde Roma hasta esta parte de Italia son 153 km. exactamente, el cambio de paisaje desde la capital italiana es tan enorme que impresiona a los que no lo saben.

Merece la pena descubrir estos rincones “escondidos” en donde alguien como Raffaella Carrà se cargaba de esa energía, esa que siempre nos transmitió.