Entrevista
Alaska: “Nadie tiene la papeleta de ‘final feliz’ comprada”
La cantante, actualmente de gira, vuelve a presentar «Cine de Barrio» y continúa estudiando Historia
Alaska es incombustible. Lleva cuarenta y cinco años haciendo lo que más le gusta, que es cantar, y este verano su gira acabará el 5 de diciembre. Varias generaciones de seguidores la siguen y llenan los lugares en los que actúa Fangoria. «Edificaciones paganas» es su último trabajo del que destaca el single «Mi burbuja vital». Vuelve a presentar «Cine de Barrio», continúa con su colaboración en la Crónica Rosa en el programa «La Mañana» de Federico Jiménez Losantos, escribe, y sigue con su carrera de Historia. Y lo más importante: vive la vida con Mario Vaquerizo con el que forma un gran equipo.
¿Cómo va la gira?
Escandalosamente bien. Hay mucho trabajo y no solo para mí sino para todos. Hay muchos conciertos, festivales, actuaciones y eso es bueno para todos. Terminaremos la gira el 5 de diciembre en Madrid en el Wizink Center.
¿Qué es lo mejor de estar fuera de casa?
A mí no me disgusta. Me gusta dormir en hoteles, ordenar las cuatro cosas que me llevo. Ir de un lado para otro con la furgoneta. Soy también muy casera y cuando llego a casa me digo: ¡Qué maravilla!
¿Ha cambiado el público que acude a sus conciertos?
Yo hablo desde mi experiencia y quien viene a escucharnos es un público muy variado. Desde gente muy joven que nos conoce desde la época que hicimos la serie y a los que llamo «los niños del ‘’reality’'» a los seguidores de toda la vida. Es una mezcla estupenda.
Dos años sin salir a un escenario. ¿Qué se siente cuando salió por primera vez tras la pandemia?
Tuvimos la suerte de estar parados solo durante el confinamiento. En 2021 actuamos teniendo en cuenta todas las restricciones. El público sentado, con distancia de seguridad, mascarillas. Yo hacía lo mismo, pero era muy distinto ver desde el escenario cómo estaba el público.
¿Qué es lo más gratificante?
Ver que la gente tiene la posibilidad de disfrutar de la música, bailar, moverse que es lo que han sido siempre los conciertos.
Cuarenta y cinco años haciendo lo que le gusta. Un privilegio celebrar este cumpleaños.
Es verdad no había caído en la cuenta. Es un premio poder decir que estoy haciendo lo mismo a los 59 años que a los 14, cuando empecé. Era lo que quería hacer y se ha cumplido.
Es una mujer multitareas. Canta, escribe, presenta programas, hace radio… ¿Qué le falta por hacer? ¿Cocina?
Esto último no lo hago bien y me gustaría participar en «MasterChef» o algo parecido, pero como no toco animales no podría participar.
¿Es tan metódica como dice?
Es así aunque la pandemia me cambió esa perspectiva para bien. Antes me ponía muy nerviosa no saber lo que iba a hacer, por ejemplo en febrero de 2025. Y ahora lo que me altera es que alguien me llame para proponerme un proyecto para esa fecha porque en realidad no sé dónde voy a estar ni lo que haré. Soy controladora.
¿Cómo ocupa el tiempo libre?
Muchas cosas. Estudio, leo, doy paseos, veo series, me ocupo de mi madre que está estupenda a sus 93 años y hay que estar más pendiente. Tiene su vida independiente, sus amigos, sus reuniones para jugar a las cartas y eso es estupendo. Y tengo un marido y parte de ese tiempo libre es nuestro.
Mario también tiene su agenda. ¿Coinciden?
Muchas veces sí. Tenemos la misma oficina y pedimos que ofrezcan juntos los conciertos de Fangoria y Las Nancys Rubias. Nos lo pasamos mejor cantando con un grupo que es amigo y que conecta con lo que hacemos. Y hay otras veces que cada uno está en un sitio.
Se complementan a la perfección ¿Cómo es Mario?
Una persona con carácter y muy serio en su trabajo.
¿Y su fórmula para pasarlo bien juntos?
Buscar las cosas comunes que nos gustan. Ni Mario me va a poner por cincuenta vez «Grease», ni yo le voy a llevar todos los días al Museo Arqueológico porque entonces nos mataríamos.
Se acaban de separar Piqué y Shakira. Antes Paloma Cuevas y Ponce. Vosotros sois la referencia que queda.
¡Ayyy, por Dios! A mí me entra vértigo cuando veo que parejas que llevan mucho tiempo se separan. Nosotros llevamos veintitrés años y parece que no puede haber desajustes. Nadie tiene la papeleta de «final feliz» comprada. Hay que estar alerta y trabajarse la relación cada día.
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