Opinión
El diario de Amilibia: Ya tengo la sangre helada, Isabel
Habrá que estar muy pendientes de si la sangre de San Pantaleón se licúa este año o se mantiene sólida
Los ricos no dejan de darnos malas noticias últimamente: aparte de no pagar el alquiler de sus oficinas, Elon Musk ha visto reducido su patrimonio en 173.000 millones de euros, la mayor pérdida de fortuna de la historia. Le enviaría un telegrama de pésame, pero desconozco su dirección. Amancio Ortega ha caído al número 23 en la lista «Forbes» de los más ricos del mundo. Su patrimonio se ha reducido un 22%. Doloroso golpe nacional: ya no jugamos en la Champions de los Multimillonarios del Mundo, ahora encabezada por Bernard Arnault, Jeff Bezos, Warren Buffet y Bill Gates. Solo me falta que mi apreciada Ana Botín, que vive a caballo entre Madrid y Londres, salga quejándose de lo que han subido los huevos en el súper de El Viso y los tomates en el de Buckingham.
Hablando de la omnipresente campaña electoral en la que vivimos desde pequeños, comenta Isabel Díaz Ayuso: «Veremos cosas durante este año 2023 que nos helarán la sangre». Yo la tengo helada desde hace rato, Isabel. Habrá que estar muy pendientes de si la sangre de San Pantaleón se licúa este año o se mantiene sólida, como ya ocurrió en 1914, inicio de la I Guerra Mundial, y en 1936, comienzo de nuestra guerra incivil.
Si no se produjera el milagro de la licuefacción y acierta Ayuso en su pronóstico, entonces ya podemos postrarnos e iniciar novenas a San Pantaleón y a Santa Elena, a la que, según Rappel, experto en santos, conviene rezar para prevenir o aliviar las depresiones, aunque para tal fin y encontrar la armonía, ya hay quien invoca a la marquesa Tamara Falcó.
Pedro Sánchez tranquiliza: «Por mucho que a algunos les pese, el apocalipsis no ha llegado ni va a llegar». Corramos al búnker.
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