Opinión

El diario de Amilibia: Nos van los malotes, sí

"Aquí tenemos a Óscar Puente transformándose en Freddy Kruger y a Mónica García en Cruella de Vil. Ay, Tamara Falcó, ¿a quién debo rezar?"

Pedro Sánchez, en el Congreso.
Pedro Sánchez en una imagen de archivoJesús G. FeriaLa Razón

Leo: “Adiós a los héroes; ahora resulta que nos gustan los malos”. Eso dicen los estudiosos de la cosa, que “una nueva estirpe sustituye a los héroes cásicos: son personajes de dudosa moral y con sombras que tras arrasar en las series, desatan ahora todo su potencial de ira y venganza en los videojuegos”. No aclaran si esto guarda relación con la vida real, pero lo parece. Leo: “El 75% de los votantes de Sánchez volvería a apoyarlo”. El comentarista Juan Soto Ivars dice en “El Español”: “Pedro Sánchez podría salir a la calle a disparar a las personas y le seguirían votando”. Me parece que se ha inspirado en aquella célebre frase de Trump: “Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Que nos gustan los malos es noticia antigua que ahora vuelve, quizá por el exceso de malos en el podio.

Balance politico del presidente del Gobierno Pedro Sánchez.
Balance politico del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Jesús G. FeriaLa Razón

Si nos van los malotes más que los supermanes es una clara señal, dicen, de que el Anticristo está a punto de caer por aquí: eso depende, ya saben, de cómo vayan los trenes de Óscar Puente. “El demonio es cada vez más poderoso, su industria está cada vez más organizada y su intervención extraordinaria en el día a día es cada vez menos extraordinaria”, predica el exorcista, teólogo, filósofo y psicólogo Ripperger en la catedral de San Patricio de Nueva York. A esta sociedad de videojuego le van más los villanos porque le permite gozar de su lado oscuro sin salir del metaverso ni entrar en la cárcel.

Ahí está Maduro convertido en “Superbigote”, estrafalario y hortera superhéroe malvado creado por sus asesores para disfrute de sus votantes. Le gusta que en la televisión le llamen el Guerrero del Amor. Aquí tenemos a Óscar Puente transformándose en Freddy Kruger y a Mónica García en Cruella de Vil. Ay, Tamara Falcó, ¿a quién debo rezar?