
Belleza
Doctor Jordi, el que adelgaza sin inyectables a los burgueses catalanes y ¡a Torrente!
Es enemigo de las dietas rápidas y también de medicamentos «milagro» como el Ozempic

En el mundo del bienestar y la salud, el Dr. Jordi Schlaghecke i Gras ha logrado convertirse en el maestro de ceremonias de una fiesta muy especial: la que se celebra en torno a la balanza y la autoestima. Su consulta es un verdadero desfile de personalidades, desde rostros conocidos como Santiago Segura y María la Piedra que buscaban deshacerse de esos «kilitos de más», hasta la burguesía catalana que simplemente desea recuperar su fe en el espejo.
Este médico barcelonés de apellido alemán impronunciable parece tener la varita mágica para esculpir cuerpos y transformar vidas. Con su mística combinación de rigor médico, conocimiento nutricional y un enfoque humano que ni el mejor coach motivacional podría igualar, el doctor Jordi ha propiciado que más de un estómago «rebelde» se transforme en un modelo de disciplina y salud.
«Los milagros no existen» es la primera declaración con la que nos recibe. Advierte de que, a pesar de la búsqueda eterna de la fórmula para adelgazar sin esfuerzo, esto simplemente no es posible. «Pese a que la humanidad va avanzando, el ser humano sigue creyendo en la magia en todos los sentidos. La gente quiere adelgazar sin hacer nada, pero tengo malas noticias: no es posible. No puedes decir: «Yo no hago ejercicio, no me gusta, trabajo desde casa, pero quiero comer pasta todos los fines de semana. Pero qué me estás contando», afirma con firmeza este profesional.
En cuanto a los inyectables como el Ozempic, plantea una crítica contundente: «No es cuestión de decir: me pincho y me olvido. Mis pacientes que empezaron con esto han cogido el doble de peso y han vuelto conmigo a consulta. Es como maquillarse la cara sin limpiársela antes. Esta perspectiva revela su compromiso por asegurar que sus pacientes comprendan que la solución pasa por un enfoque más integral y consciente», detalla.
A diferencia de otros, el doctor no se limita a las estadísticas. Su enfoque es un abrazo a la individualidad, lo que significa que adapta su tratamiento a cada caso, como un sastre que mide cada costura de la vida personal de su paciente. Es un maestro en ayudar a aquellos que llevan vidas nómadas, donde comer en Berlín no es lo mismo que hacerlo en Barcelona. Pero, cuidado, porque detrás de esa imagen de médico genial que además habla cinco idiomas, hay un hombre que sabe que la vida es un baile entre la comida y la felicidad. No se sorprenda si, en medio de una consulta, decide poner un poco de Mozart para suavizar el ambiente.
En lo que respecta al método ProGen, no solo se trata de comer lechuga y correr en círculos. Aquí hablamos de una dieta cetogénica personalizada que lleva a sus pacientes a un estado de gracia, donde el metabolismo se activa y los antojos dan un salto mortal hacia el abismo. Y aquí es donde entran en juego los agonistas del GLP-1, una familia de fármacos que se comercializa bajo distintas marcas.
El galeno explica que estos fármacos, cuyo nombre genérico es semaglutida, imitan la hormona GLP-1 que se libera en el tracto gastrointestinal al comer. Actúan como las hormonas de la saciedad, ayudando a regular el hambre. Pero advierte que, al dejar de tomarlos, el peso tiende a recuperarse. Los efectos secundarios pueden ser significativos e incluyen riesgos como el cáncer de tiroides y pancreatitis, lo que enfatiza la importancia de un control médico adecuado. «Una dieta significa un régimen restrictivo. Eliminar o restringir puede afectar a nivel de salud mental, porque es incapacitante», señala.
Enganchados a consultas
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