Belleza

Miss España, al mejor postor

Una empresa europea del sector de la belleza podría salvar del entierro definitivo al certamen, mientras se inicia una guerra abierta para cubrir el hueco con otras franquicias como Miss Turismo

Miss España, al mejor postor
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Ni tacones, ni bikinis, ni banderas provinciales, ni las sonrisas alineadas de jóvenes que anhelan triunfar en el mundo de la moda. De aquella pompa glamourosa y de aquellas ilusiones, sólo queda zozobra y desazón. El certamen de Miss España ha sucumbido al lenguaje empresarial y términos como embargo, quiebra e insolvencia han sustitutido la gloria de otros tiempos hasta devorar lo que un día fue el indiscutible trampolín desde el que se dieron a conocer muchas «celebrities» nacionales. Ahora, declarado oficialmente en concurso voluntario de acreedores, el certamen de belleza ha quedado eclipsado por los problemas económicos y la corona de Miss España ya no soporta el peso de sus deudas. Sólo la llegada de un tercer comprador podría esclarecer el futuro incierto del concurso.

Desde que Andrés Cid, anterior propietario de Miss España, decidió vender el negocio a Julio Martín, un empresario vinculado al sector inmobiliario, los problemas no han hecho más que crecer. Además del dinero que debe abonar a sus acreedores –un montante que asciende a casi 840.000 euros, según recoge el auto del juzgado mercantil número 5 de Madrid–, Martín todavía tendría que hacer frente a la compra de la empresa, que adiquirió por 2.700.000 euros. Según Enrique Aznar, quien participó como mediador en la negociación y que estuvo vinculado al concurso como director general en la época de Andrés Cid, «llegaron a un acuerdo de pago aplazado: se abonaría una entrada y 300.000 euros anuales. La operación se llevó a cabo y Julio Martín tomó las riendas de la sociedad, pero Andrés no cobró ni siquiera el primer pago, que estaba fijado para el 4 de enero del año pasado», explica Aznar. Aunque el actual propietario había puesto como aval del contrato un hotel que poseía en Santa Pola –hizo una segunda hipoteca sobre la que ya tenía con el banco–, el inmuble está cerrado, por lo que «la garantía tiene un dudoso fin», comenta Aznar, que sigue mediando entre Cid y el actual dueño. La intención de este último es desprenderse del negocio, con la entrada de un tercer comprador, para poder afrontar la deuda que contrajo con el anterior propietario del certamen. «Julio Martín quiere cobrar lo que ha puesto y Andrés, el dinero por el que vendió la empresa. Yo trato de llegar a un punto de encuentro entre ambas partes y con el futuro comprador», aclara Enrique Aznar. El principal problema es que ni Cid ni Martín parecen dispuestos a rebajar sus pretensiones, lo que dificulta bastante la operación y ya se ha llevado por delante a un posible comprado nacional. «Hubo una alternativa española, pero no la aceptaron porque era muy baja», desvela el mediador. Ahora, el objetivo estaría puesto en «una importante empresa europea, del sector de la belleza» que está interesada en «reconducir» el certamen, a pesar de que ha perdido los derechos de acceso a Miss Universo, lo que constituía uno de los principales reclamos de Miss España. «Los contratos por la licencia internacional son anuales y, en el momento en el que el certamen esté de nuevo en su sitio, la recuperará sin problemas. Ahora lo ha perdido porque Miss España está mal y no tiene repercusión ninguna», comenta Aznar. Y es que la venta a una empresa internacional parece la única vía de salvación para este certamen herido de muerte. Aunque Andrés Cid ha denunciado el impago del actual propietario, dada la delicada situación de la empresa, sólo un tercer comprador podría satisfacer la deuda y evitar que el proceso se aletargue en los tribunales.

Una miss por región

Pero Andrés Cid es sólo uno de los múltiples frentes judiciales que Miss España tiene abiertos en estos momentos, ya que, a lo largo de la geografía española, son varios los proveedores que aseguran haber sido estafados por la empresa. Entre ellos, Alberto Rodríguez, un empresario vigués del sector del marketing digital al que todavía deben la retransmisión en «streaming» de la final de la gala de Sevilla en 2011, además de otros trabajos que sumarían en total unos 10.000 euros. Una cantidad similar a la que adeudan al fotógrafo valenciano Víctor Cucart, quien realizó varios «books» sin llegar a percibir nunca ni sus honorarios ni los de su equipo.

Al margen de las deudas externas, Miss España también tiene que hacer frente a la demanda conjunta que interpusieron los trabajadores a los que despidieron y que reclaman varios meses de salario y el finiquito al que tienen derecho. «Intentamos cobrar lo que se nos debe. Con dos niños y una hipoteca sólo puedo mirar hacia adelante», comenta Guillermo Escobar, ex empleado de la empresa y, en la actualidad, director de Miss Universe Spain, la marca que posee los derechos para proponer a la candidata española al certamen internacional de Miss Universo. Son numerosas las delegaciones que confían en Escobar para orquestar este nuevo certamen que está llamado a ser el sustituto de Miss España como concurso de belleza nacional. «Queremos organizar algo totalmente distinto en donde prime la moda», adelanta. Aunque el tiempo apremia –Miss Universo se celebrará a finales de año–, Escobar quiere llegar a un acuerdo con los delegados para presentar un proyecto claro. Entre las ideas que barajan en esa renovación está acabar con el sistema de representación provincial para dar paso a candidatas regionales, lo que permitirá que el nivel de las jóvenes sea también más alto. El objetivo es celebrar la final sobre el mes de junio –aunque este año es casi seguro que no exista una representación autonómica proporcionada porque ya habría 16 chicas elegidas y sólo se aumentará esa cifra ligeramente– para poder formar a la elegida de cara a la cita internacional.

Sin embargo, aunque hay un amplio número de delegaciones que apoyan el proyecto de Escobar, desde la oficina de Baleares, Julio Albendea está impulsando otro proyecto en competencia que también supliría el hueco de Miss España: Miss Turismo del Mundo, una franquicia británica de la que han adquirido los derechos para los próximos dos años y cuya representante española también acudirá a la cita entre naciones. También Miss Española Internacional, otro certamen de belleza, compite por varias licencias extranjeras. La guerra de las misses está abierta.

LOS MÍSTER, en tierra de nadie

Los principales perjudicados en la quiebra del certamen español son los míster (en la imagen, el ganador del concurso en 2011, Diego Otero), que parecen no ser objetivos prioritarios entre los nuevos formatos y perderán esta plataforma. Ni Miss Universe Spain ni Miss Turismo España cuentan con candidatos masculinos, ya que sólo gestionan la representación de las chicas.

Rosa María Fernández, «reina» a la fuga

Es una de las piezas vitales del puzle empresarial. Aunque duró sólo unos meses al frente de la dirección del certamen, Rosa María Fernández sigue siendo la propietaria del 45% de la empresa –el 55% restante corresponde a Julio Martín–. Ha perdido la gobernabilidad del negocio y se siente «indignada», según Enrique Aznar, el mediador en la posible venta de Miss España con el que la empresaria conversó hace unos meses por teléfono. Todavía queda por esclarecer el desencuentro que la separó de su ex socio y las múltiples deudas que se le atribuyen y, aunque Aznar asegura que «entra y sale de España», lo cierto es que su familia sostiene que Rosa María está fuera del país (no saben dónde se encuentra) y que llevan mucho tiempo sin hablar con ella.