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La verdad de Marisol: Ni odiaba su carrera ni hubo abusos
Hace 35 años que pasó a ser Pepa Flores, alcanzando la paz y tranquilidad que tanto necesitaba.
Hace 35 años que pasó a ser Pepa Flores, alcanzando la paz y tranquilidad que tanto necesitaba.
Fue la niña prodigio del cine español y hoy es una mujer de 70 años dedicada por entero a su marido, sus hijas y sus nietos. Marisol pasó a ser Pepa Flores hace 35 años, cuando eligió huir de los focos mediáticos y disfrutar de una vida mucho más tranquila. Cortó con todo y con casi todos, cansada de las luces y las sombras de una profesión en la que se sentía atrapada y encorsetada, que le había dado todo pero que le quitó su intimidad.
Fue el programa de TVE «Lazos de sangre», del pasado miércoles, el que la devolvió a un primer plano de la actualidad al ofrecer un repaso a su trayectoria vital y profesional, con entrevistas a su hermana Vicky, su hija Celia y algunos amigos. La primera desmontó la leyenda negra de que su hermana quiso «matar» a Marisol al elegir el anonimato: «Sigue viviendo en ella y siempre ha cuidado esa imagen del pasado, porque la respeta mucho y le está muy agradecida». De hecho, cuando rubrica cualquier documento lo hace con los dos nombres: «firma como Marisol, y debajo pone Pepa Flores... Se fue del mundo del espectáculo, pero a Marisol la dejó intacta». A lo que Celia añadió que «mi madre tiene mucho amor a lo que ha hecho en la vida, pero yo soy más consciente de ella como madre que como artista, es una mujer entregada y cariñosa que me ha dado siempre muy buenos consejos».
Los pocos que aún tienen contacto con ella aseguran que aquel cambio de vida tan radical supuso que alcanzara la paz y la tranquilidad que le faltaban, que mejorara su autoestima y que rompiese con una existencia de la que estaba harta. Uno de sus amigos más íntimos, el pintor Antonio Montiel, nos desvela cómo es la vida actual de aquella artista precoz que triunfó en medio mundo y que era la envidia de los niños y jóvenes españoles. «Pepa vive entre Málaga y un pueblecito de la Axarquía que se llama Moclilejo. Se refugia en su casita de campo, donde cría gallinas y planta tomates y hortalizas. Su vida es muy normal, sin lujos ni excesos». Hace unos meses falleció su madre, una de las personas más importantes de su vida. María González acompañaba a su hija a todas partes, e incluso vivió con ella cuando ésta se casó con Carlos Goyanes, su primer marido. No es cierto, como se publicó, que su progenitora desapareciera de su lado por imposición de los Goyanes. Tras la ruptura de aquel matrimonio, llegó a su vida el bailarín Antonio Gades, quien le dio tres hijas, Celia, María y Tamara, pero, según recuerda Montiel, «lo pasó muy mal cuando él se marchó con una millonaria suiza dejándolas a las cuatro... Pepa nunca ha hablado mal de Antonio ni de Carlos, es una persona muy positiva y hasta de lo peor saca lo mejor».
Nuestro interlocutor asegura que «el gran hombre de su vida es su actual pareja, Massimo Stecchini, al que está unida (no casada) desde 1987. Fue el único en conseguir que Pepa saliera del anonimato para rodar un «spot» publicitario que dirigía. Ya jubilado, es fácil encontrarse con los dos en el paseo marítimo de la capital malagueña. Viven muy cerca de la avenida de Las Farolas y ella se «oculta» tras una gorra y unas gafas oscuras porque, a pesar de que han pasado tantos años, todavía hay gente que ve a Marisol». Su voz se apagó para el gran público, pero sigue sonando en reuniones familiares. El mismo Montiel descubre que las tiene grabadas, «y continúa teniendo una voz prodigiosa». A sus nietos, Curro y Alejandra, les ameniza las veladas con temas que popularizaron a la Marisol más triunfadora.
Mención aparte merece su faceta solidaria. Durante años colaboró con una asociación contra la esclerosis múltiple enseñando a cantar a mujeres que la padecían. No le gusta asistir a actos sociales, nadie la vio cuando pusieron su nombre a una calle malagueña, o en la presentación de su biografía... Sí estuvo en la inauguración de una exposición de fotografías de su hija, María Esteve, y en dos recitales de Raphael y el Dúo Dinámico. Antonio recuerda una anécdota reciente: «Su hija Celia es cantante, y Pepa apareció por sorpresa bailando en una de sus actuaciones en Málaga. La gente no paraba de aplaudir». Precisamente, Celia le ha dedicado un homenaje con un disco en el que interpreta sus canciones más conocidas. La tercera hija, Tamara, es psicóloga y no tiene nada que ver con el mundo artístico.
A sus 70 años, Pepa Flores, nos dice Montiel, «está muy bien de salud, lleva una vida sana y una alimentación equilibrada. Le gusta mucho andar, sale de casa con su perrito y recorre el paseo marítimo siempre que está en Málaga. Es muy activa. Lo mismo que Massimo». Sobre la situación económica de su amiga, refiere: «Dejó en manos de su hermano la administración de sus ahorros, pero no vive con ostentación ni gastos superfluos, es muy sencilla». Gades le inculcó las ideas marxistas y Pepa militó en el PCE y en el PCPE, intervino en manifestaciones en contra de la entrada de España en la OTAN y se mostró muy solidaria con el Gobierno de Fidel Castro. Tras divorciarse de Gades en 1986 se desvinculó totalmente del mundo de la política.
NO HUBO ENFRENTAMIENTO CON ROCÍO DÚRCAL
Aunque parece ser que Pepa Flores llegó a confesar en una entrevista con Francisco Umbral que «me llevaban a un chalet al que iba gente importante del régimen franquista y me ponían desnuda, junto a otras niñas, delante de ellos», años después desmintió aquella historia a su biógrafo Javier Barreiro. Algo que también hace su íntimo amigo, Antonio Montiel: «Lo de los abusos no es cierto, esa historieta es falsa». Igualmente, afirma, «es mentira que Marisol se llevara mal con Rocío Dúrcal y con Joselito, los otros niños prodigio de su época. Es más, Joselito estuvo muy enamorado de ella. Los tres se llevaban muy bien. Eso me lo ha contado la misma Pepa, quien sufrió mucho por la muerte de Rocío».
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