Estocolmo
Natalia Dicenta: «Llevo una negra dentro de mí»
Profesión: actriz y cantante.. Nació: en 1962, en Madrid.. Por qué está aquí: por su nuevo disco, «Colours».
–«Colours» (Colores). Jazz, swing, soul, blues... ¿No le tienta la jota?
–No, la dejo para Carmen París, que lo hace muy bien.
–Un disco, dicen, que es pura emoción y pasión. ¿Eso es usted?
–Sí, así soy yo. He logrado cantar lo que deseaba cantar. Muchos y muchas cantan lo que otros quieren que canten.
–Es mujer visceral, de mucho carácter. Me decía Nacha Guevara que lo que en los hombres llaman carácter, en las mujeres lo llaman mala leche...
–Tiene razón Nacha. Hay mucho sexismo en el lenguaje, hay mucha misoginia por ahí, un odio a las mujeres que se muestra de forma taimada, sofisticada.
–«Colours». ¿De qué color ve el país?
–Color fango, cieno.
–Canta «La gloria eres tú». ¿Qué es la gloria?
–Vivir un amor. La gloria y la felicidad se nos dan en pequeñas dosis.
–¿Cuándo está en la gloria?
–Cuando canto en el escenario.
–¿Cantar jazz en España es como ser torero en Estocolmo?
–Es difícil. Pero hoy es una heroicidad, una odisea, hacer cualquier cosa.
–Me dijo una vez que siempre ha querido ser negra...
–Llevo una negra dentro de mi cuerpo blanco de pelo rubio. Mis grandes maestras de la canción son negras.
–Canta «Alma con alma». ¿Cómo está su alma últimamente?
–Preciosa, llena de luz. Acabo de alumbrar a mi primer hijo discográfico. Estoy en el cielo.
–Fernando Savater dice que prefiere quemarse en el infierno que aburrirse en el cielo...
–Me parece muy bien. Yo sigo diciendo lo de Mae West: «Cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mejor».
–Su único vicio era el chocolate. ¿Ahora tiene alguno más?
–Sí, pero son vicios inconfesables, o sea, que no se confiesan.
–No es consumista, pero ¿a qué no puede resistirse?
–A la mirada de mi novio. Caigo rendida.
–Cae rendida, pero seguro que se levanta como nueva...
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