Pasarelas
París no se le resiste a Arzuaga
La diseñadora burgalesa presentó ayer su nueva colección
De lo abstracto a lo concreto. Por esos terrenos transita la colección que ayer propuso Amaya Arzuaga para el próximo otoño-invierno tomando como inspiración la obra del pintor neoyorkino Lorser Feitelson, uno de los fundadores del colorista y geométrico «Hard Edge». Las transiciones abruptas de color propias de este movimiento pictórico se traducen en «líneas muy depuradas», explica a LA RAZÓN la diseñadora burgalesa, que por sexta vez desfila en la capital francesa, y única creadora española presente en el calendario oficial de la París Fashion Week. «Desgraciadamente es así», lamenta la estilista, que, si bien reconoce que presentar en París proporciona una evidente pátina de prestigio, el esfuerzo –no sólo económico– de desfilar en dos capitales también se nota en las cuentas. La marca, que realiza algo más del 50% de sus ventas fuera de España, está bien asentada en Japón y China, y sigue ampliando fronteras en Asia y los países árabes. «Está claro que compensa», confiesa tras el multitudinario «show» que, una vez más, tiene por escenario los fastuosos salones de la Embajada de España en París. Los volúmenes «oversize», los tejidos cálidos y ultramodernos como el neopreno y el fieltro, pero también la franela y su sempiterno punto grueso se suceden en prendas con espaldas partidas y conjuntos que componen siluetas «mariposa». Aunque no es uno de sus básicos, el pantalón irrumpe con fuerza. «Tiene un gran potencial», afirma. Una prenda que masculiniza una colección que, sin embargo, define como más ligera que otras anteriores y «femenina sin ser sexy». En continuidad con las propuestas de su línea AA presentada hace unos días en Madrid. Las dos componen un todo, explica, «aunque la de París es más conceptual». «Es realmente lo que quiero hacer. Aquí hay menos condicionantes, a pesar de que en la calle, la de Madrid, se vende muy bien», admite.
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