Opinión

La crónica de Amilibia: Felipe Sicilia y el fin de los puticlubs en Andalucía

El Portavoz de la ejecutiva Federal del PSOE, Felipe Sicilia
El Portavoz de la ejecutiva Federal del PSOE, Felipe SiciliaJoaquin CorcheroEuropa Press

Acaba de suceder: el PSOE pide el fin de los puticlubs en Andalucía y buena parte de los espectadores del circo se parte la caja de risa. Ha dicho Felipe Sicilia, portavoz de la Ejecutiva del Partido Socialista con apellido de gran vino: «Yo quiero una Andalucía que acabe con la prostitución, una Andalucía en la que un trato no termine cerrándose en un puticlub. Quiero una Andalucía donde no me encuentren puticlubs en las carreteras».

Las redes se han llenado de mofas y sarcasmos. Por ejemplo: «Un socialista pidiendo el fin de la prostitución es como ver a Pablo Escobar pidiendo el fin del tráfico de drogas». Es verdad que altos y medianos cargos de la Junta socialista gastaron dinero público en puticlubs y que una parte de los ERE fue a parar a mariscadas y clubs de alterne, pero creo que Sicilia no ha sido bien entendido: está claro que en sus palabras subyace una irónica y dura crítica a su propio partido, algo insólito en estos y otros tiempos.

De seguir en esa línea de purísimas y beatíficas intenciones, no sería extraño que esta Semana Santa viéramos a Sicilia en alguna procesión sevillana como costalero de la Macarena o la Esperanza Trianera, aunque dado el asunto que ahora le preocupa quizá también se apunte a la cofradía de «Las cinco copas», en Zamora. No creo que llegue a castigarse como los «picaos» de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) que se asestan unos mil latigazos como acto de fe y para purgar sus pecados.

Sería excesivo hasta para Pablo Iglesias, tan fan de la fustigación él. Pero Sicilia sabe que hay vicios tan arraigados que sólo pueden curarse con un milagro. O dos.