Opinión

El diario de Amilibia: La Yoli y las bragas arrojadas

Puro machismo, concluirá: en el escenario tendría que haber el mismo número de calzoncillos que de bragas

Yolanda Díaz llama a los empresarios a "volver" a defender la democracia tras el encuentro con Milei
Yolanda Díaz llama a los empresarios a "volver" a defender la democracia tras el encuentro con MileiEuropa Press

La Yoli ha aprovechado que san Isidro pasaba cerca para publicar en X: «Del santo se dice que logró el milagro de que los bueyes arasen para que las personas trabajasen menos. Reducir la jornada laboral no será fruto de un milagro, pero lo vamos a hacer posible». Los bueyes, que entonces no estaban sindicados, no araban para que los jornaleros en general trabajasen menos, sino para que el santo, con fama de vago en las plazas de la villa sin corte, pudiera hacer la siesta. El amo de las tierras que trabajaba Isidro, Juan Vargas, fue a echar un ojito para comprobar si en verdad era un holgazán y, oh milagro, descubrió que había ángeles arando sus campos mientras el santo oraba o dormitaba. Como en ambos casos cerraba los ojos, nunca se sabía muy bien si estaba rezando o sobando.

La Yoli habla de los bueyes y no de los ángeles quizá porque a éstos los considera fijos discontinuos o parados con subvención celestial compatible con algún que otro trabajito en la Tierra. Por otro lado, se espera que de un momento a otro proclame en X su apoyo fervoroso a Francisco ante los ataques de las monjas de Belorado. También en estas fiestas isidriles de las que fue pregonero David Summers, ha confesado: «En los 80 nos tiraban al escenario sujetadores, bragas y hasta un Rolex». O sea, que si las jóvenes volvían a casa desbragadas, los padres ya sabían que habían estado en un concierto de los «Hombres G», o sea, no pasa nada, tranquilos, la niña está bien. Lo del Rolex ya era más inquietante.

¿Y ellos no arrojaban nada?, se preguntará la Yoli en aguda reflexión. Puro machismo, concluirá: en el escenario tendría que haber el mismo número de calzoncillos que de bragas. Un poco de paridad, porfa.