Pilar Rubio
Quiero casarme como una "influencer"
Casi un 50 por ciento de las peticiones realizadas a proveedores online están relacionadas con la boda de alguna «it girl». Las más imitadas para organizar un enlace de ensueño son Chiara Ferragni, Pilar Rubio y María Pombo.
Casi un 50 por ciento de las peticiones realizadas a proveedores online están relacionadas con la boda de alguna «it girl». Las más imitadas para organizar un enlace de ensueño son Chiara Ferragni, Pilar Rubio y María Pombo.
Jardines encantados, norias de feria, conciertos sorpresa, dj’s que ofician ceremonias, fuegos artificiales en lugares insólitos... son solo algunas de las nuevas tendencias que los españoles solicitan para sus enlaces matrimoniales, y no son ideas propias, sino copias de las de personajes públicos como Dulceida, Chiara Ferragni, Pilar Rubio o María Pombo. Retransmitidas minuto a minuto por las protagonistas, las bodas se han convertido en el nuevo negocio de las «influencers». Un panel de promoción para marcas y proveedores, que aprovechan el tirón mediático de este tipo de celebraciones para rentabilizar sus productos. A todos nos gustan las historias con final feliz. Pero merece la pena recalcar que las suyas les granjean beneficios y que las «bodas 2.0» se han convertido en un negocio lucrativo.
Las parejas acuden a las empresas de «wedding-planning» para pedir imitaciones de enlaces virales. «Sin duda, esta ha sido la máxima expresión de la globalización del sector», advierte Guillermo Fernández-Riba, fundador de «Zankyou», una empresa de organización de bodas. Pero queremos lo que no podemos tener. Para que Instagram comience a pagar una publicación se deben alcanzar los 1.000 seguidores. Quienes no alcancen esta cifra deberán costear su enlace de ensueño rascándose el bolsillo. La realización de un evento de estas características en una finca puede rondar los 50.000 euros. Un vídeo profesional, 1.500, aunque puede llegar hasta 10.000 o 12.000, según «Videography». Y un vestido de novia de diseño exclusivo y de firma, podría llegar a superar los 60.000 euros. Pero a los «influencers» les sale gratis.
Además, este año se han dado el «sí, quiero» algunas de las instagramers más seguidas. Desde Alexandra Pereira (1,7 millones de seguidores en Instagram) a María Pombo (1,2 millones de «followers»), pasando por Rocío Osorno (1 millón) o la presentadora Pilar Rubio (3,8 millones), 2019 ha sido fructífero para el negocio de las bodas de las personas más influyentes en Instagram. En 2018 pasaron por la vicaría o el juzgado Paula Ordovás, María Fernández-Rubíes o Pelayo Díaz, pero el enlace más trascendente fue sin duda el de la bloguera Chiara Ferragni y el músico Fedez. Un año antes, Risto Mejide y Laura Escanes abrían el melón de oro en España con su boda en Argentona (Barcelona).
Un «post» en Instagram de varias de estas celebridades es la moneda de cambio con la que contratan a proveedores como fotógrafos, firmas de moda, maquilladores, peluqueros, agencias de viaje o productoras audiovisuales. La mayoría de ellos asegura que su caché aumenta considerablemente trabajando gratis para esas novias. Y no les falta razón. «Desde el mismo día de la boda (de un famoso), nuestros proveedores y nuestro equipo de atención personalizada a novias reciben cientos de peticiones para “copiar” y personalizar a su gusto la boda de sus ídolos», explica Fernández-Riba. «Cada vez que se casa un “influencers”, ocurre algo similar», añade el experto, aunque en nuestro país el fenómeno todavía no ha alcanzado el impacto que han logrado algunos internacionales.
Un negocio
«El caso de Chiara Ferragni fue exponencial», indica el empresario. «Más del 47% de las peticiones para proveedores del sector a nivel mundial están relacionadas con el evento de la bloguera italiana», una espectacular boda celebrada durante tres días en agosto de 2018 en Noto (Sicilia). Las internautas querían sus vestidos, el mismo enclave, el traje de él, todo. Lo que no saben es que, mientras ellas pagarían una millonada por celebrar su enlace por todo lo anto, a Chiara no solo le salió gratis casarse, sino que hizo negocio con ello. El impacto digital de este enlace se tradujo en un valor estimado de 31 millones de euros y consiguió 67 millones de interacciones, según un estudio llevado a cabo por Launchmetrics, plataforma de marketing y análisis de datos del sector de la moda. Asímismo, la boda reportó a Dior, que firmó el vestido de la novia, un valor mediático estimado en más de 4,5 millones.
«Esta es la demostración de cómo las redes sociales han cambiado la forma de hacer negocios en el universo nupcial», añade Fernández-Ribas. Las tradiciones han ido quedando en desuso abriendo paso a nuevas tendencias que se viralizan gracias a internet. «Las redes sociales han tenido una gran influencia en el cambio del sector. La gran oferta de posibilidades y nuevas empresas surgidas en esta evolución abren un abanico de posibilidades a los novios para personalizar cada detalle de la boda», concluye Fernández-Ribas.
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